viernes, 30 de diciembre de 2011

my sweet obsession 51

—Es hora de buscarle un candidato a ______ —dijo contenta.
—Creo que me leíste la mente pequeña genia, es hora de buscarle el candidato ideal para ella y creo que ya se quien es —dijo la rubia.
—¿Quién? —dijo Emma con tono intrigado.
—Alex Pettyfer – sentenció.
¡Diablos! Ella no podía estar hablando enserio.
—¿Alex Pettyfer? ¿El presidente del centro de estudiantes de la Universidad? ¿El que estudia sociología y letras? —preguntó.
—Ese mismo —afirmó Tay.
—¿Lo conoces? —le preguntó.
—Sin querer el otro día me choqué con el yendo a clases y se me cayeron todos los libros. Me ayudó a recogerlos y fue muy amable y para nada se comporto como un idiota —dijo ella.
Tal vez porque el bobo sea medio rarito, primita mía. Pensé entre una extraña sensación de molestia ya que ella estaba alardeando de un extraño, al cual le quería entregar a MI Anne.
—¿Tú crees que le gustará a Anne? —preguntó la de anteojitos.
—Conociéndola… podría ser —dijo mí la rubia.
¡Genial! Ahora ni en la familia se puede confiar.
Gracias por esas ideas Taylor Swift, primita adorada de mi alma, eres un amor. Ya veremos quien dormirá hoy por la noche en la cama, querida mía. Ya lo veremos…
—No creo que JUSTIN te lo agradezca —dijo Emma, pronunciando mí nombre un poco más fuerte de lo que se amerita.
—Esto lo hago por el bien de MI mejor amiga. ¿Verdad que lo entiendes Justin? —me preguntó.
Entonces me quedé quieto esperando a que esto no estuviera pasando. Ellas sabían que yo estaba aquí, escondido como una rata. Lentamente me incorporé.
—¿Desde cuando saben que estoy aquí? – les pregunte.
—Desde que gruñiste cuando nombré a Alex Pettyfer —me dijo Taylor.
—Que lindo lo tuyo primita, entregarle a _______ en bandeja a ese tipejo —le dije con tono molesto.
—¿Qué quieres? ¿Qué te la deje a ti para que la lastimes? Olvídalo —me dijo ella.
—No te atrevas a meterte en esto Justin —me dijo Emma amenazadoramente —Si todo sale bien, mejor para todos —¿Acaso no estás pensando en mí pequeña diabólica? —Y no, no estoy pensando en ti, pequeño mujeriego…
Me quedé congelado. ¿Cómo sabía que yo había pensado aquello?
—¿Qué como lo sabía? —preguntó Tay y rió —Fácil primito, te estamos leyendo la mente.
Buuuuu —hizo un tono de fantasma. Miró a Emma —No hay que ser psíquico, el pobre es tan predecible.
—Hubiese preferido que dijeras que estabas leyendo mi mente —le dije entrecerrando los ojos y mirándola mal.
—Bueno volviendo al tema importante —dijo Tay y sonrió —Tenemos que hacer que _____ y Alex se encuentren.
—¿Cómo? —preguntó Emma.
—Si, eso ¿Cómo? —dije molesto.
—¿Sabes si acaso él va seguido a la biblioteca? —le dijo.
—Mmm, si, si. Él va bastante seguido a buscar los libros de braile, ¿sabías que le enseña a leer a niños ciegos?
—¿De verdad? Oooh, es tan tierno. ¿Y como podemos hacer para que se encuentren?
—Ustedes dos son unas malditas traidoras —las acusé. Ambas se giraron a verme con una despectiva mirada.
—Si no quieres oír, vete —me dijo mi prima.
—Si, molestas —me dijo Emma.
—¿Sabes que pequeña diabólica? Calladita te ves más bonita —le dije.
Ella me sacó la lengua como nena de 5 años y volvió su vista a mi prima. Comenzaron a hablar en voz más baja, impidiendo que yo pudiera escucharlas.
¿Quién las necesita? Yo no voy a dejar que anden armando ninguna clase de salida ni nada con Pettyfer y mi cariño.
Me dejé caer en el sillón y prendí la tele para tratar de concentrar mi atención en otra cosa, mientras que aquellas dos traidoras planeaban como clavarme una daga por la espalda. Ellas reían y hablaban muy animadamente. Las ganas de saber que era lo que estaban tramando comenzaron a carcomerme la conciencia.
¿Qué pasa si a ______ le gusta Pettyfer?
¿Qué pasa si acepta salir con él?
¿Qué pasa si a él le comienza a gustar?
¿Qué pasa si me meto en el medio?
Sonreí maliciosamente al cruzarse por mi mente la idea de frustrar cualquier plan que incluya hacer que _____ salga con algún tipejo.
—¿De que sonríes? —me preguntó Tay haciendo que saliera de mis pensamientos.
Me giré a verla y me senté cómodamente en el sillón.
—De nada, ¿Por qué? —le dije sin dejar de sonreír.
—Porque yo conozco esa sonrisa. Esa es una sonrisa de que tu cabeza está maquinando alguna idea macabra para arruinar alguna cosa.
—¿Por qué crees eso de mí? —dije haciéndome el inocente.
—¿Será porque te conozco?
—¿O por qué es predecible? —dijo Emma.
—No chicas, están equivocadas —me puse de pie y caminé hasta ellas. Coloqué una de mis manos sobre el hombro de Emma —¿Y saben que? tienen razón en todo lo que dijeron, así que si necesitan mi ayuda para hacer que ______ salga con Pettyfer, no duden en avisarme que haré lo que sea.
Miré a mí alrededor fijándome si ella no estaba por ahí. No, no había ninguna señal de ella.
—¿Se puede saber que demonios haces? —me preguntó Zac.
—Estoy mirando —le dije y volví a mirar para todos lados.
—Si, ya lo se. Pero ¿Qué miras? —me dijo él.
—Nada, nada. No me hagas caso —dije y dejé de mirar. Rich me miró frunciendo el ceño.
—¿Hay algo que quieras contarnos? —me dijo el afro. Lo miré bien.
¡Oh, diablos! Emma, ya le fue con el cuento.
—¿Tu noviecita ya te fue con el chisme? —le dije con tono burlón.
—¿Qué? ¿Qué pasó? —preguntó Zac.
—¿Sabes con quien se acostó ayer a la madrugada, Justin? —le dijo Rich.
—No, ¿Con quien?
—Richard —le dije para que se detuviera.
—Con ______ —le dijo. Zac se giró a verme sin poder creerlo.
—No es cierto —me dijo.
—¡Maldita sea, Richard! No tuviste que haberlo dicho —dije enojado.
—No, no puedo creer que lo hayas conseguido —me dijo Zac aun sin poder creerlo.
—Bueno, ya esta no quiero hablar del tema —le dije y volví a mirar a mí alrededor.
Estábamos en la Universidad, ayer por la tarde me la pasé peleando con Tay y Emma y también riendo un poco. Aquellas dos me acusaron de ser un cínico que necesita urgentemente la ayuda de un profesional. Y puede ser que tengan razón, pero yo ni iba a dejar que se salieran con la suya. Hoy era un día nuevo y yo tenía que estar muy alerta para vigilar a _______.

jueves, 22 de diciembre de 2011

my sweet obsession 50

Mentira... si quiero volver a hacerlo... pero no porque nosotros hayamos hecho... hecho el amor, no.
Eso no fue aquello... Solo porque ella... ella es increíble.
—¡Reacciona Justin! —me dijo fuerte Zac haciendo que saliera de mis pensamientos.
—¿En que estabas pensando? Tenías cara de no y luego de si —me dijo Rich.
—Estaba pensando en las probabilidades de lo que acabas de decir —le dije.
—¿Y cuales son? —me preguntó.
—Son total y completamente nulas —le aseguré.
Entonces Richard se puso de pie cuando vio como Emma se acercaba a nosotros.
—Ya vuelvo —nos dijo y se alejó con ella.
Un celular comenzó a sonar y era el de Zachary, miró la pantalla y se alejó de mí, haciéndome un gesto de espera. Me dejaron solo en la mesa. Miré a la mesa de _______ y mi prima que hablaban.
Taylor le habló indignada. Me puse de pie y me acerqué a ellas, sentándome justo al frente de ______. Ambas me miraron. Pero al instante Tay volvió su vista a su amiga.
—Estas insoportable ______ —le dijo con tono enojado.
—Si no te gusta, no me hables —le contestó ella.
—¿Pasa algo? —pregunté. Mi prima me miró.
—No lo se, esta intratable... no le puedes hablar mucho porque se irrita... para mi que estas en sus días.
—No —le contesté muy seguro. _______ me miró asesinamente.
—¿Cómo lo sabes? —me preguntó la rubia.
—Solo está así porque vio una película cómica por la noche… al parecer le gusto mucho mientras duró… pero luego la irritó —le dije a Tay sin dejar de mirar a _______.
—Pues creo que tú también la has visto —me dijo ella.
—¿De que hablan? —preguntó Tay.
Mi mirada seguía fija en _______, al igual que la de ella en la mía. Era como si me estuviera desafiando a hablar.
—La diferencia es que yo no me arrepiento de haberla visto, es más me encantó, pero creo que la clasificación que le dieron no fue la apropiada —le dije a _______.
—Yo creo que te asusto un poco —me dijo —¿No te fuiste corriendo?
—¿Acaso querías que me quedara a terminar de verla? Creo haber escuchado que ya era muy tarde…
—Esperen un momento —habló Tay colocando su rostro en medio de ambos —¿Ustedes estaban juntos ayer?
—NO —dijo ______.
—SI —la contradije.
Taylor nos miró con más confusión que antes.
—¿Si o no? ¡Decídanse! —nos pidió.
—Nos habíamos reconciliado, primita —le conté mientras una sonrisa burlona se dibujaba en mi rostro.
—Para una reconciliación hace falta una relación, Bieber. La cual tú y yo no tenemos —me dijo ella. Sonreí mirándola fijamente al recordar mi apellido en sus labios, pero de manera agitada.
—Ignórala Tay —le dije a mi prima —Solo está molesta porque no quiere admitir que la
película le encantó.
—Pero, ¿Qué tienen en común la película y la reconciliación? —preguntó confundida.
—¡Todo! —dijimos ella y yo al unísono.
______ se puso de pie y me miró fijamente. Ella parecía estar bastante enojada.
—Fue la película más horrorosa que vi en mi vida… y no quiero volver a verla nunca más —me dijo hablando rápido.
—No me pareció eso, cuando me pediste que volviera a ponerla —le dije sonriente.
Su boca y sus ojos se abrieron indignados.
—No puedo creer que hayas dicho eso —me acusó.
—¡Ya basta! —dijo Tay mientras se ponía de pie también. Yo también lo hice —¡No entiendo nada de lo que dicen! ¡Ya me cansaron! ¡Arréglense, peléense! ¡Vayan a tener sexo por ahí, a ver si se les quita lo insoportable!
Tay se fue dejándonos solos. Apreté los dientes ante lo último que había dicho mi prima. Si ella supiera que ese es el puto problema.
—Quiero que te mantengas alejado de mí, porque o sino vas a arrepentirte, ¿escuchaste?
—Solo dime una cosa…
—¿Quieres saber si lo disfruté? ¿Si lo gocé? Si, si lo gocé, lo disfruté, eres toda una maquina lujuriosa… Pero no quiero volver a repetirlo —me dijo y comenzó a caminar para salir de la cafetería. Mis piernas tardaron un poco en responder a la orden de mi cerebro, para seguirla. Pero lo hicieron y corrí hasta alcanzarla.
—Solo quiero saber que demonios te pasa —le dije, mientras la tomaba con cuidado del brazo para que dejara de caminar —No entiendo porque actúas de esta manera…
—¿Qué? ¿Acaso quieres que siga alimentando tu ego? —me preguntó y soltó una leve risa irónica —Ya está Bieber, lograste lo que querías conmigo. ¡Me acosté contigo! ¡Un aplauso para el señor, por favor! —dijo elevando su voz y aplaudiendo un poco —¿Y ahora que quieres?
—Yo… yo no lo se —le dije perturbado por sus palabras.
—Ahora, que venga la siguiente ¿verdad? —me dijo. La miré fijo a los ojos – Así es como funcionas y yo no pretendo poder cambiar eso.
—Quiero estar bien contigo _______ —le dije soltando un suspiro.
—Está bien, está bien, aquí no pasó nada... ya no quiero peleas, ni vueltas, ni enredos. Solo que ya no sigas... olvídalo, yo ya lo olvidé —me dijo.
—Pero si pasó… y yo no quiero olvidarlo… no puedo —dije bajando un poco más el tono de mi voz en las últimas dos palabras.
—¿Y que quieres que haga? —me preguntó y vi como sus ojos se humedecían. Sentí una presión en medio de mi pecho —¿Qué me acueste contigo cada vez que tengas ganas?
Apartó su mirada de mí y miró hacia el suelo. Un nudo se había formado en mi garganta, haciendo que me costara un poco hablar y hasta tragar mi saliva.
Con un poco de duda me acerque a ella. Tomé su rostro con mi mano e hice que me mirara a los ojos. Sus ojos estaban poblados de lágrimas. Cristalinos y vidriosos.
—Para ser honesto eso… me haría muy feliz —le dije. Una lágrima no pudo quedarse en su lugar y resbaló fría por su mejilla. Aquella imagen me destrozó por dentro. Con uno de mis dedos la sequé suavemente —Pero jamás te lo pediría.
—Ya no sigas más Justin… aunque no parezca me haces daño.
—Yo no quiero hacerte daño.
—Entonces… ya déjame, por favor —me pidió y comenzó a salirse de mi agarre.
Lentamente comenzó a alejarse más y más. Hasta que estuvo lo suficientemente alejada de mí, se dio vuelta y comenzó a caminar por el largo pasillo. Yo solo me quedé ahí mirando como ella se perdía por el camino.
Pero ya intente dejarte centenares de veces, ______. Y cada vez encuentro una manera más espectacular para fallar. Soy un maldito cerdo egoísta.
El resto del día en la Universidad se me pasó lento y pesado. No había vuelto a ver a _______ por ningún lado.
Pero lo raro también fue que tampoco volví a ver a mi prima, ni a Emma.
Rich me dijo que Emma se había ido porque tenía que realizar unos trabajos con su madre, y de Tay… bueno de ella no supe nada.
Llegué a mi departamento y tiré las llaves sobre la mesa, para luego entrar al baño. Me duché y salí para acostarme un rato a descansar.
Tomé el control y prendí la tele. Sentí unas voces provenientes de afuera y el sonido de una llave. Apagué la tele y me escondí detrás del sillón. De seguro esa era Tay y venía en compañía de alguien.
—Que cansada estoy —escuché la voz de mi prima.
—Si, hoy fue un día bastante largo —dijo Emma.
Me acomodé mejor detrás del sillón para que ellas no me vieran.
—¿Quieres algo para tomar? —le preguntó Tay.
—Un poco de agua —dijo ella.
Escuché como se sentaban en las sillas de alrededor de la mesada de la cocina.
—Ya se porque hoy estaba tan tensa _______ —dijo la rubia.
—¿Por qué? —le preguntó Emma.
—Ayer Justin fue a su casa a buscarla… y ya sabes ellos…
—¿Qué?
—Tú sabes que entre ellos hay mucha química.
Asentí con la cabeza.
—Si, lo se.
—Bueno, ellos terminaron haciéndolo —dijo Tay.
—No puedo creerlo.
—Tarde o temprano iba a pasar, yo lo sabía. Pero no sabía que iba a afectarla tanto.
Fruncí el ceño al escuchar eso de mi prima.
—¿Afectarla? —dijo la chica de ojos verdes.
—Si, a ______ le pasa algo con Justin... Es así aunque quiera negármelo rotundamente, yo se que
le pasa algo con él. Y esta asustada la pobre... imagínate se enamoró de Robert, era un idiota en
potencia, aunque no lo parecía. ¿Y ahora Justin? Está bien, es mi primo, lo adoro. Pero es tan
cínicamente idiota y mujeriego. No hay que ser un genio ni nada para saber que en algún momento,
la terminaría engañando —dijo ella.
Eso no es así, a ______ no le afectó. Comencé a pensar en las cosas que mi prima acaba de decir.
¿A _______ le afectó?
¡Demonios soy un completo imbécil! La única chica a la que si bien no… bueno tal vez… no, no,
definitivamente NO AMO pero si me importa lo que piense de mí no quiere saber nada conmigo antes de
siquiera intentarlo.
—Yo la conozco bien, _______ se deja ver como una chica fuerte, y decidida, tiene un carácter
especial y amo sus convicciones inamovibles... es lo que más admiro de ella. Pero cuando logras
entrar a su mundo, ves lo sensible y frágil que es —agregó Tay.
—Pobre, ella es tan buena —dijo Emma —Debemos hacer algo por ella.
—Si, lo se —dijo mi prima.
—¿Acaso estas pensando lo mismo que yo? —dijo la pequeña genios.
—¿Qué estas pensando tú?
—Es hora de buscarle un candidato a ______ —dijo contenta.

domingo, 18 de diciembre de 2011

my sweet obsession 49

Me desperté a causa del sonido de unas hoyas. Levanté mi cabeza y miré hacia la cocina. Taylor era la que estaba haciendo ese insoportable sonido.
—¿Qué haces? —le dije con la voz somnolienta.
—Busco mis aretes —me contestó —¿Los has visto?
—¡Quiero dormir Taylor! —la regañé y volví mi cabeza a la almohada.
—Lamento arruinar tu sueño, pero es hora de que te levantes, vamos a llegar tarde a la Universidad —dijo ella. Gruñí por lo bajo y me senté en el sillón, mientras restregaba mis ojos para poder mirar bien, me puse de pie y comencé a caminar hacia el baño —Oye, ¿Qué tienes?
—¿Por qué? —le pregunté deteniendo mi paso.
-— Porque estas así como… renovado, como nuevo. Tienes una mirada distinta y pareces hasta contento —me dijo.
‘_______’
Pensé en ella al instante. Estaba como nuevo por lo que había pasado con _______. Me sentía extrañamente renovado, como si hubiese dormido unos tres días seguidos.
—Estoy haciendo yoga —le dije a Tay mientras entraba al baño.
—¿En que momento? —preguntó ella y pasó por mi lado hasta la habitación.
Entré al baño y lavé mi cara y mis dientes. Escuché como tocaban la puerta de baño.
—¿Si? —dije mirando hacia la puerta. Mi prima la abrió y se asomó.
—Me voy primito, _______ ya esta abajo por mí —me dijo.
Me paré bien derecho y la miré fijo. Ella estaba abajo…
—Está bien, te veo luego —le dije.
Ella me sonrió y salió de allí dejándome bastante alterado. ________ estaba abajo, en su auto yendo hacia la Universidad. De seguro va a contarle contentísima a Taylor lo que pasó esta madrugada.
Sonreí y terminé de arreglarme para salir de casa y subirme a mi linda moto. El día estaba espectacular, un sol radiante y un cielo azul. Me puse mis anteojos y prendí marcha hacia la Universidad.
Llegué mis amigos ya estaban en el lugar de siempre. Me bajé de Betty y miré el auto de _______. Ellas ya estaban adentro…
—¿Qué tal hermanos? —les pregunté contento mientras me acercaba a ellos y los abrazaba a cada uno por separado.
Zac se alejó de mí y me miró con desconfianza.
—¿Quién eres? ¿Dónde está Justin? —me preguntó mirándome de arriba a bajo.
—Soy yo, soy yo ¿Acaso no puedo abrazar a mis hermanos? —les dije.
—No, este no es Justin —le dijo el afro a Zac. Reí divertido.
—Vamos, hay que entrar, se nos hace tarde —dije y comencé a caminar. Detuve mis pasos y me giré a verlos. Sonreí por lo bajo —¿Pueden moverse?
—No, este de verdad no es Just. ¡Tengo miedo Rich! ¡Tal vez una nave espacial rapto al verdadero Just y nos dejó a este que da abrazos y quiere llegar temprano a clases!
Rich me miró fijo analizándome. Hasta que una sonrisa de idea atravesó su rostro.
—Yo se que es lo que le pasa —dijo el afro. Zac lo miró.
—¿Qué le pasa? —le preguntó Wilson.
—¿Acaso no te has dado cuenta Zac? Mira su cara, mira su aura, su rostro, su cara de relajación y renovación. Justin tuvo sexo anoche, por eso está así —le dijo él.
Zac me miró fijo y sonrió.
—Ooooh, ya entendí —dijo Wilson y ambos se acercaron a mí. Sonreí por lo bajo, estos dos siempre encontraban la manera de saber lo que me pasaba —¿Quién fue la afortunada si se pueda saber?
Comenzamos a caminar hacia el edificio de la Universidad. Apreté mis labios y solté un suspiro. Los miré a ambos y sonreí.
—No voy a decírselos —les dije.
—Oh, vamos —dijo Zac —Debemos saber quien te dejó como nuevo.
—¿Fue Kate? —preguntó Rich. Lo miré extrañado.
—¿Quién es Kate? —le dije.
—No, no fue esa. Ni siquiera la recuerda.
—¿Caroline? —dijo Zac. Negué con la cabeza y reí.
—No van a saberlo, es una forma que le debo de respeto. Soy un caballero no voy andar contando que me acosté con ella por ahí —les dije.
—Pero nosotros no somos cualquiera, somos tus amigos, tus hermanos… podemos saberlo —me dijo Rich.
—No, no van a saberlo —dije firmé.
Detuve mi paso al ver como ella caminaba hacia nuestra dirección hablando con Emma y con mi prima. Las tres nos miraron. Emma y Taylor sonrieron, pero ella no lo hizo. Su mirada seria se desvió de mí para sonreírle a Rich. Se acercaron a nosotros.
Richard besó a Emma, y ella se quedó abrazada a él. Miré a mi prima que le sonreía tontamente a Zac. Posé mi mirada en _______. Ella miraba sus uñas sin preocupación, y como si yo no estuviera allí.
Acomodé mi garganta.
—Hola —le dije. Levantó su vista y me miró. Sonrió fingidamente.
—Hola —dijo secamente. ¿Qué estaba pasando aquí?
—¿Cómo estás? —le pregunté. Se giró a ver a Taylor.
—¿Por qué no entramos? El profesor ya va a llegar —dijo y empujó a mi prima hacia el salón.
Fruncí el ceño y miré hacia el salón en donde ella acababa de entrar. Sacudí mi cabeza y entré. La miré y ella se sentó al lado de mi prima. Taylor la miró divertida y rió…
¿Le habrá contado?
Creo que aun no, porque si fuera así Tay ya me hubiese dedicado una mirara cómplice y divertida, y aun eso no había pasado.
Lo dejé pasar, tal vez ella solo esté jugando conmigo. En cualquier momento se acercara a mí y me dirá lo bien que la pasó conmigo. Si, eso es lo que va a pasar.
El profesor llegó y la clase comenzó. La miré y ella miraba fijo al frente, bajé mi mirada a la forma en la que estaba sentada.
Sus piernas cruzadas, una encima de la otra. Apoyó su codo derecho sobre la mesa y corrió todo su cabello para el otro costado, dejándome una sensual vista de la piel de su cuello. Tragué ante el recuerdo de su sabor… ella estaba jugando conmigo, ella quería provocarme. Mientras seguía acomodando su cabello, su mirada se cruzó con la mía. Me fijó por unos cuantos segundos, pero rápidamente volvió a mirar al frente.
¡Maldita sea! ¡Ella es una… una… una maldita! Las horas seguían pasando y la actitud de ______ era cada vez más extraña. No se porque, pero creo que me odia.
La felicidad que tenía a la mañana, se estaba consumiendo de a poco. Zac miró a la mesa en donde estaba ______ sentada sola, escribiendo algo en su celular.
—¿Me parece a mí o ______ esta algo… mal? —dijo Richard. La miré con ojos venenosos.
—Yo veo que está perfecta —dije con tono enojado —Incluso es más indiferente conmigo que antes.
—¿Y porque no debería de estar indiferente? —me preguntó el afro.
—Pobrecita, me parte el alma —dijo Zac y se puso de pie —Voy a preguntarle que le pasa…
Richard y yo vimos como Zachary se acercaba a la mesa de ______ y se sentaba frente a ella. ______
lo miró sorprendida y le sonrió al instante. Zachary le preguntó algo y ella negó con la cabeza sin dejar de sonreír. Zac le volvió a decir algo y ella asintió sonriendo. Le dijo algo y Zac se puso de pie. Emma y Taylor llegaron para sentarse junto a ella, mientras Zac regresaba a nosotros.
—¿Y? ¿Qué tiene? —preguntó el afro.
—Dice que nada, solo que esta un poco cansada porque no durmió bien anoche —dijo él.
—¿Le preguntaste por que? —le dije a mi amigo.
—Si —dijo asintiendo —Me dijo que se quedó viendo una película cómica hasta muy tarde…
—Por lo menos pudo haber dicho que fue una de acción —susurré por lo bajo.
—¿Qué? —dijo Zac.
—Nada, nada – me apresuré a decirle.
—Oye, tú no estabas tan radiante solo porque tuviste sexo, esta mañana —me dijo Richard
—¿Por qué estabas tan radiante?
—Olvídalo, mi sol se está consumiendo en sus propias llamas —le contesté.
—Su felicidad se esta convirtiendo más bien en la razón de una profunda oscuridad que poco a poco lo va apagando —le dijo Zachary.
—Sigo sin entender —aclaró Rich.
—Traducción para ti Rich —le dije y lo miré —Hay que tener cuidado con lo que deseas.
De repente el afro sonrió abiertamente como si acabara de recordar algo que lo hizo muy feliz.
—Ayer hice el amor con Emma —confesó sin dejar de sonreír.
—Uuuh...No quería saber eso —protestó Zac.
—Yo menos —le dije —¿Qué pasó con el código de caballerosidad?
—Es que ella ya no es una cualquiera no voy a acostarme con ella una sola vez. Voy a hacerlo muchas veces más —nos dijo.
—¿Por qué eres tan demostrativo? —le dije y miré la cara de Zachary.
—Cuando hagas el amor con alguna, te vas a dar cuenta. No es cosa de una sola noche, vas a querer hacerlo todas las noches que sigan —me dijo.
Dirigí, inconcientemente, mi mirada a ______. No, ya esta, con lo de ayer alcanzó, puedo volver a ser como antes... yo no quiero hacerlo de nuevo con ella.
Mentira... si quiero volver a hacerlo... pero no porque nosotros hayamos hecho... hecho el amor, no.
Eso no fue aquello... Solo porque ella... ella es increíble.

viernes, 16 de diciembre de 2011

my sweet obsession 48

Cerrando los ojos, inspiré su perfume único y dejé que me inundara. Mis labios abrasaron su piel mientras ella continuaba acariciando mi cuello y mejilla con su nariz y empujándose a sí misma contra mí.
La sostuve suavemente y sentí que iba a volverme loco, cuando sus manos bajaron calientes por mi
espalda hasta mi trasero, donde me empujó más en ella.
Entonces me moví más aun, buscando eso que tanto necesitaba.
—Ahora me toca a mí —le dije agitado.
______ soltó una leve risa que cosquilleó en mi oído. Su risa se transformó en un intenso gemido y sus uñas marcaron mi piel cuando me corrí en sus brazos. Su nombre salió como plegaría de mi boca, liberando mi pasión, liberando mi deseo.
Me dejé caer rendido y confundido sobre su pequeño y caliente cuerpo. Mi rostro quedó encallado en su cuello. Sus manos acariciaron de arriba a bajo mi espalda que subía y bajaba por mi, aun agitada, respiración. Sentí como sus piernas se enredaban con las mías y subían y bajan para acariciarme con ellas.
Acostumbrado a salirme de ellas después de correrme, quedarme sobre ______ y abrazado a ella era algo totalmente nuevo para mí. Nuevo y extraño.
Rápidamente levanté la cabeza para cerciorarme de que era ella, y no alguna otra a la que yo había imaginado como ______.
Si era ella, no era una ilusión, ni mi imaginación. Sus ojos se clavaron fijos en los míos. Y su rostro mostraba una gran confusión, al igual que yo…
Me incliné hacia ella y la besé despacio. Su boca me respondió suave y dulce. Me alejé y me acosté a su lado, mirando fijamente al techo. Mi cabeza aun daba vueltas, pensé que era por el efecto del vodka, pero no era así.
Mi cabeza daba vueltas por el placer que ella me había dado. La miré de costado y sentí la necesidad apabullante de abrazarla contra mi pecho. De esconder mi rostro entre sus cabellos y respirar su aroma.
Sacudí mi cabeza y me senté en la cama. Ella también se sentó y buscó algo en el suelo. La miré de costado. Su espalda desnuda estaba al descubierto para mí. Quise estirar mi mano y acariciarla, pero me guardé las ganas. Ella se colocó el camisón y se puso de pie. Caminó hasta las escaleras.
—¿A dónde vas? —le pregunté.
—Al baño —dijo sin mirarme.
—Aquí hay un baño —dije señalando la puerta que estaba en la habitación.
—El de abajo es más grande —dijo sin dejar de caminar.
—_______ —la llamé. Se giró a verme y sentí un cosquilleo en mi estomago —Debo irme.
—Si —dijo ella asintiendo —Ya es tarde… cuando salgas, cierra bien la puerta.
No sé que fue peor para mí. ¿Qué ella me dijera eso o qué yo de verdad no tenía ganas de irme?
Ella estaba por bajar.
—_______ —la volví a llamar. Me volvió a mirar.
—¿Si?
—¿Te… encuentras bien? —le pregunté. Ella sonrió levemente y bajó la mirada.
—Claro que si, ¿Por qué? —preguntó. Negó levemente y se dispuso a bajar al fin.
Me quedé sentado en la cama, esperando no sé que. Hasta que reaccioné y me levanté. Me puse mis boxers, y luego mi pantalón. Mi camisa estaba tirada abajo así que debía bajar.
Cuando llegué la puerta del bañó se abrió, y ella salió envuelta en una salida de baño y con el cabello atado en una alta cola de caballo. La miré fijo por unos cuantos segundos.
Me agaché a recoger mi camisa, sin dejar de mirarla me la coloqué, ella me sonrió levemente.
Entonces aquello fue más fuerte que yo, con dos grandes pasos me acerqué a ella y la tomé de la cintura para acercarla a mí y besarla.
Sus pequeñas manos se posaron suaves sobre mi pecho, y luego subieron a mi nuca. Su boca me respondió de la misma manera y nuestras lenguas se volvieron a juntar.
Besar su boca y sentir su sabor era una de las cosas más maravillosas que había en este mundo. Me alejé despacio y me alejé para mirarla.
Tragué saliva y acomodé un mechón que caía por el costado de su cara detrás de su oreja. Volví a besarla suavemente, apoyando apenas mis labios sobre los suyos. Me volví a alejar, solo un poco.
—Te veo luego —le susurré.
—Seguro —asintió levemente con la cabeza.
La besé por última vez y giré para caminar hasta la puerta. Salí de allí sin mirarla, porque si lo hacía, estaba seguro de que no iba a poder irme. Cuando salí del edificio miré a mí alrededor.
¿Qué demonios fue todo eso?
¿Despedirme así?
¿Desde cuando?
Solté un largo suspiró y caminé hasta Betty. Le di una última mirada a su edificio antes de marcharme.
Al fin había conseguido lo que quería, pero yo no esperaba sentirme así. Así de extraño, así de confundido. Prendí mi moto y arranqué hacia mi casa.
Dios ______, me diste lo que tanto quería y no sabes como te lo agradezco. Pero no tenías que ser así, tú tenías que ser como las demás, maldita sea.
Llegué y dejé a Betty en el garaje. Subí al ascensor y bajé en mi piso. Tomé las llaves y abrí despacio, no quería despertar a mi prima…
—¡¿Se puede saber en donde demonios estabas?! —me preguntó prendiendo la luz de repente.
Me giré a verla algo asustado por su repentina voz.
—Tay, ¿Qué haces despierta? —le pregunté, mientras me acercaba a la cocina, para tomar un poco de agua.
—Me moría de la angustia esperando a mi primo —me dijo con una sonrisa irónica —¿Dónde estabas?
—Te dije que no me esperaras Taylor —le dije y me serví agua.
—Si claro, pero ¿Qué quieres que haga? Me preocupo, eres mi primo. ¿O acaso piensas que cuando tu te vas yo me quedó de lo más tranquila mirando alguna película como si nada?
—Ya Tay, solo estuve por ahí.
Se acercó a mí y comenzó a olerme. La miré extrañado.
—No, no estabas por ahí —me dijo y respiró más profundamente —Estabas con una mujer…
hueles a mujer, ¿Espera un segundo? —dijo y se acercó más a mí —Yo conozco ese perfume…
Me alejé de ella, poniendo un metro de distancia entre nosotros. No quería que descubriera que fui a acostarme con su mejor amiga.
—Tonterías, no estuve con nadie —le mentí —Tal vez sea el perfume de Susan, la camarera del bar. Echó un poco porque había mucho olor a hombre, ¿entiendes?
Se alejó de mí frunciendo el ceño con asco.
Sacudió la cabeza y caminó hasta el pasillo.
—Bueno, por lo menos ve a ducharte —me dijo.
—Si mamá —dije con burla. Me miró con los ojos entrecerrados.
—Tonto —dijo y se fue.
Suspiré aliviado y me senté pesadamente en el sillón. Olí mi camisa y de verdad olía a mujer…
olía a _______, tan adictivo como ella, tan embriagante como aquel vodka que nos llevó a terminar en aquella excitante situación.
Me puse de pie y entré al baño para ducharme, no quería sacarme el olor a ella pero… tenía que hacerlo, tengo que hacerlo.
Solo fue una más Bieber, recuerda eso… una más.
Dejé que el agua cayera sobre mí aproximadamente 15 minutos, sin hacer absolutamente nada.
—Quiero lamer tu tatuaje Justin...
Recordé algunas de sus palabras, sus caricias, sus besos.
¡Maldita sea, basta! ¡Ya, ya es suficiente!
Solo fue sexo, nada significó para mí, y nada significó para ella. Solo un agradable momento de lujuria. ¡Solo eso!
Por dios, ¿Qué pasa conmigo?
Acabo de tener sexo con la chica que quería, debería estar completamente relajado y contento. No andar como pelmazo recordando y esas cosas.
Salí de la ducha, me sequé, me puse mi pantalón de dormir y me acosté en el sillón. Coloqué mis brazos detrás de mi cabeza.
¿Qué estará haciendo ahora?
¿Se habrá dormido?
¿Estará despierta?
¿Pensara en lo que pasó?
¿Estará totalmente arrepentida?
¿O estará más que contenta de haberlo hecho?
Negué con la cabeza, para alejar esas estúpidas preguntas de mí.

¿Y si la llamo?

¿Y si la llamo para ver como esta?
¿Y si solo la llamo para escuchar su voz y luego corto?
¿Y SI MEJOR DEJO DE COMPORTARME COMO UN IMBÉCIL?

Me di vuelta sobre el sillón y escondí mi rostro en la almohada. Otra vez sus caricias vinieron a mi cabeza, su placer… su forma de disfrutarlo.

Hoy había aprendido, que ella siempre tensaba su cuerpo hasta que el último estremecimiento orgásmico se apaciguaba, y luego soltaba besos sobre mi piel. Era una sensación dulce y tonta que no tenía comparación.
¿Lo recordará después?
Si, no puede no recordarlo. Nuestra borrachera se fue en nuestro primer asalto. Quemamos más toxinas de las que realmente teníamos.
Al final, creo que fue peor el remedio, que le enfermedad.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

my sweet obsession 47

Mis caderas no dejaban de empujar en su interior, y no iban a
dejar de hacerlo hasta obtener lo que quería de ella. Su boca busco la mía y sus labios tomaron
despacio los míos. Me estremecí dentro de ella. Sus manos subieron por mi espalda hasta mi rostro.
Acaricio mis mejillas, y secó el sudor de mi frente. Sus gestos me confundieron, y su forma de
tocarme más aun. Se alejó de mis labios y levantó un poco su rostro para besar mi nariz. Mis
labios quedaron quietos sobre su mentón.
—¿Tú solo viniste por placer aquí? —me preguntó agitada.

Me alejé un poco de ella para mirarla a los ojos. No podía responderle eso… porque ni yo se porque vine a buscarla. Mi incliné hacia ella y capturé sus labios en un acalorado beso.

Entonces me moví más rápido, haciendo que los gemidos salieran repetidas veces de su boca, que caían sobre la mía. Ella intentaba hablar, pero el aire apenas le alcanzaba para respirar. Gruñí profundamente, cuando ella se abrazó más a mí y sentí como su cuerpo se consumía en un mar de placer, mientras se corría por mí.
Un gemido estremecedor abarcó cada rincón de la casa, y llenó de un agudo placer cada parte de mí. Me quedé quieto esperando que su respiración se calmara y que su cuerpo se relajara. Llevé mis labios a los suyos y los rocé suavemente.
—Quiero más —habló con la voz cortada. Sonreí levemente.
—Claro que si cariño, aun no he terminado contigo —le dije.
Me alejé de la pared con ella y la dejé caer sobre la cama. Terminé de quitarme lo que quedaba de ropa sobre mí, y me acosté sobre ella, sintiendo cada centímetro de su fina y suave piel contra la mía. Un suave suspiró salió de sus labios y su cuerpo se amoldó al mío.
Antes de enterrarme de nuevo en ella, quería saborear un poco de esa piel de oro que me traía loco desde hacía varias semanas. Besé sus labios levemente, y con cuidado bajé mi boca hasta su mentón. Sentí una de sus manos sobre el lugar en donde estaba mi tatuaje, sus dedos lo marcaron suave, y recorrieron cada línea que sobresalía del dibujo. Sonreí por lo bajo al recordar sus palabras aquella noche después del bar con Susan.
—Oye —le hablé en voz baja y comencé a bajar mi boca por su cuello, la mordisqueé suavemente, haciendo que su respiración se comenzara a agitar.
—¿Si? —susurró.
—Yo se que no lo recuerdas, pero la noche en la que te emborrachaste en el bar de Susan, cuando estábamos en casa y yo te llevaba a la habitación, me dijiste algunas cosas.
—Si las recuerdo —musitó y me alejé de su cuello para mirarla a los ojos. Una sonrisa perversa se curvó en sus labios —Recordé lo que pasó después de irme de tu casa —sonreí y volví a bajar mi boca a su cuello, su mano seguía acariciando mi tatuaje. Subí hasta su oreja —Quiero lamer tu tatuaje, Justin…
La piel de mi nuca se erizó y saboreé sus palabras casi tanto como lo estaba haciendo con ella.
—Lamento decirte que vas a tener que quedarte con las ganas, porque esta noche yo voy a ser el único que va a saborear aquí… —ella rió por lo bajo —Eres tan suave, ______ —le dije mientras seguía mordisqueando la delicada piel de su cuello.
—Y tú eres tan…
—¿Tan que? —pregunté mientras descendía sobre ella y besaba el espacio suave que había entre su cuello y sus pechos.
—Eres tan fuerte… y tan salvaje… como me tientas —respondió.
Seguí bajando hasta encontrarme con dos hinchados pechos. Abrí mi boca y con cuidado tomé uno de ellos. Ella se arqueó hacia mí y su mano derecha se enterró en mis cabellos. Suspiré al sentir su pezón bajo mi lengua.
—Dios, Bieber —gimió mientras seguía jugando con su pezón.
—Me enloquece que me llames así, cariño —le dije mientras dirigía mi boca al otro. Rió pícaramente
—Bieber —dijo mientras su mano acariciaba mis cabellos.
Sonreí divertido, seguí bajando por su suave vientre, ganándome caricias y algunas perversas palabras de su parte, y volví a subir a sus pechos. Su mano me llevó hasta su boca en donde recibí un apasionado beso, su lengua buscó la mía y jugó con ella. Gemí sobre sus labios y la besé más aun.
Rocé con mi mano la curva de su cadera, seguí bajando por su muslo suave, seguí bajando hasta que pude tocar la parte que más ardientemente deseaba de ella. Ella gimió y tembló mientras cuidadosamente separaba sus piernas y atormentaba su hendidura.
Oh sí, yo quería esto de ella. Quería ver su cabeza contra las almohadas y oír mi nombre salir de su boca cuando se corriera por mí otra vez.
Sus manos se posaron en mis hombros y me apretó con fuerza, mientras mis dedos la acariciaban. Me separé de su boca y la miré fijo a los ojos. Esos ojos profundos, cautivantes, que con una sola mirada te sacan todo el aire. Ella alzó la cabeza y mordisqueó mi mentón y mandíbula. Necesito decirle algo, pero no sé que.
—¿Qué quieres decirme Justin? —preguntó como si estuviera leyendo mi cabeza.
Ella seguía besando mi mentón y cuello. Subí mi mano por su cintura, acariciándola delicadamente. Tragué saliva… no puedo decir aquello, yo no sé que pasa conmigo.
—Te deseo y mucho —dije lo primero que se me vino a la cabeza.
Se alejó de mi mentón y clavó su mirada en la mía, como si estuviera tratando de leer lo que pienso.
—Bésame —me ordenó.
Bajé mi rostro hacia ella y capturé sus labios. Pero esta vez su beso no es apasionado… es un beso suave, lento… dulce.
Confundió aun más mis pensamientos y me hizo reprocharme el estar aquí. Pero no, no puedo
arrepentirme de esto, esto es lo que yo quiero, esto es lo que yo he deseado desde que posé mis
ojos en ella y al fin lo estoy teniendo.
Incapaz de esperar un poco más le abrí más las piernas y me volví a hundir en ella. ______
arqueó la espalda arrastrándome más profundo en su interior y gimió llenándome de más placer.
Yo no puedo entender como ella lo hace, pero con cada segundo me enloquece aun más. Me senté sobre
mis piernas y empujé más mis caderas. Y así me deslicé en ella, lentamente, profundamente. Era
un ritmo arrollador que la hizo contorsionarse ante el intenso placer de mis íntimas caricias. Ella
clavó sus ojos en mí, mientras respiraba por la boca trabajosamente.
—Eres tan bella —murmuré, meciendo mis caderas contra las de ella y empujándome en su interior
aún más profundo y más duro. La tomé de las caderas y la acerqué más a mí.
—Tú eres tan atractivo —me dijo agarrándome las rodillas.
Acaricié su suave vientre y también sus piernas.
¡Oh ella me daba tanto placer! Juro que he tenido sexo más veces de la que puedo contar, pero
había algo nuevo en esto, algo fresco y distinto a todo.
Ella agarró con fuerza las sabanas y mordió sus labios al sentir que otro orgasmo la invadía. Yo
sonreí agitadamente y me moví más dentro de ella.
Gruñí ante el sonido de su éxtasis mientras su cuerpo se aferraba al mío. Gimiendo mi nombre se
estiró y me arrastró encima de su cuerpo.
Luego hizo la cosa más extraña de todas… acarició con su nariz mi cuello y mi cara, dejando
caer suaves y mojados besos por mi hombro y mi mejilla. Me congelé.
Sus brazos me mantuvieron apretado contra ella, mientras envolvía sus piernas alrededor de mis
caderas.
La ternura de su toque y sus acciones me punzaron, haciendo que me tensara aun más. Mis caderas
seguían empujando dentro de ella, mientras sus manos acariciaban mi piel.
Era como si realmente yo le importara, como si yo significara algo para ella. Como si ella me… me
quisiera… Apenas podía respirar.
Por primera vez en mi vida sentía que estaba teniendo algo más que sexo… No, no, eso no era
así. Yo estaba teniendo sexo. Sexo increíblemente genial, pero nada más que sexo.
Sexo.
Simple.
Primitivo.
Básico.
Elemental.
Cerrando los ojos, inspiré su perfume único y dejé que me inundara. Mis labios abrasaron su piel
mientras ella continuaba acariciando mi cuello y mejilla con su nariz y empujándose a sí misma contra mí.

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martes, 13 de diciembre de 2011

my sweet obsession 46

Pero sobre todo, eres la cosa más sexy que yo haya
visto jamás… -le dije


—Me falto decir que eres muuuuuuy versero —agregó.

—Y tú muy desconfiada —le dije.
—Y tú muy tonto…
—Y tú muy loca…
—¿Quieres pelar?
—Inténtalo —la desafié.
—Tú inténtalo —me dijo mirándome fijamente.
—No, yo te reté primero…
—Me tienes miedo… Cobarde.
—La cobarde eres tú, tú eres la que siempre está huyendo de mí —negó con la cabeza —Si,
no te hagas la tonta. Sabes de qué hablo.
—Yo huyo de tu intento de abuso.
—¿Yo quiero abusar de ti?
—Si, si quieres —me dijo.
—Si, si quiero, ¿Y que? —pregunté mirándola fijo.
—Ya basta —dijo —Creo que si seguimos así vamos a terminar por agarrarnos a los golpes.
—¿Para luego reconciliarnos? Yo creo que no tendría ningún problema…
—Justin… —dijo con tono de advertencia.
—¿Qué? Es la verdad cariño, como tú misma dijiste soy muy directo.
—Creo que se tuve que ponerlo como defecto, no como virtud.
—Te encanta que yo sea así, admítelo…
Seguimos hablando mientras sin darnos cuenta tomábamos vodka, como si fuera agua. Siempre se podía
hablar con ella de lo que fuera, porque es una mujer inteligente, la cual tiene criterio y
decisión. Hasta comenzamos a hablar de fútbol. Tomé la botella y volví a tomar un largo trago.

Ya no quemaba como al principio, y podía decirse que el alcohol en sangre que yo tenía ya era el

de un ebrio. _______ no dejaba de reír, hasta cuando estábamos callados reía. Me quitó la
botella de la mano.
—Dame eso acá —dijo y bebió haciendo que otra vez se le derramara por los labios. Rió
divertida y se limpió la boca —Tengo un secreto para contarte —habló en voz más baja como si
alguien pudiera escucharla. Me acerqué un poco más a ella —Pero no se lo digas a nadie…
—Te lo prometo —le dije y tomé un poco más.
—¿Me lo juras?
—Te lo juro cariño —levanté mi mano en forma de juramento.
—Es sobre Robert —susurró. Reí por lo bajo.
—¿Pattinson?
—Si – dijo asintiendo.
—¿Qué pasa con Pattinson? —le pregunté.
—No era nada bueno en la cama.

Ella comenzó a reír y yo también me uní a su risa.

—¿Me estas hablando enserio? —le pregunté.
—Muy enserio —dijo divertida —Yo tenía que fingir.
—¿Le fingías?
—Si —dijo y tomó un poco más de vodka para volver a hablar —Sino el pobre iba a sentirse muy mal.
—Ni para darle placer a una mujer es bueno el infeliz —hablé entre risas.
Ella dejó de reír y me miró fijo. Volvió a tomar de la botella, y luego miró la hora en un reloj.
—Son las 3 de la mañana Bieber, creo que es hora de que te vayas —se puso de pie, pero al instante se tambaleó y cayó sobre mí. Comenzó a reír divertida.
—Creo que no puedes pararte —le dije divertido.
Se incorporó y se sentó derecha sobre mi regazo.
—¿Estas insinuando que estoy ebria? —me preguntó.

—No lo se, tú dime.

—Lo que yo te digo es que…
No pude aguantarme más y me levanté la cabeza para tomar sus labios. Su inmediata respuesta me confundió.
Se acercó más a mí, cuando coloqué una de mis manos alrededor de su cintura. Su lengua se mezclo con la mía y el sabor de su boca era una mezcla paradisíaca de alcohol y su propio sabor. Era dulce, y adictivo.
Llevó sus manos a mi nuca y el beso se volvió más profundo. Como cada vez que la besaba, mis ojos estaban totalmente cerrados y disfrutando de ello como el resto de mí.
Resbalé mis labios por su mentón y bajé a su cuello.
Me sorprendió que ella no se alejara o dijera algo para alejarse. De seguro era el alcohol, el bendito alcohol…
Gimió levemente y eso fue como apretar el acelerador en mí y no sacar el pie de allí.
Desesperado volví a su boca. Mordió suavemente mi labio superior y luego se alejó para mordisquear mi mandíbula, hasta mi oreja.
—Diablos… —musité apenas audible. Ella iba a volverme loco, completamente loco. La alejé de mí y me puse de pie. Ella me miró sorprendida —Estas ebria ______, mejor te llevo a dormir.
Ella se puso de pie y tambaleándose se acercó hasta mí.
—No estoy tan ebria, como para no recordarlo mañana. Pero ni tan sobria, como para dejar que mi orgullo detenga mis actos —dijo algo agitada. Su mirada estaba llena de deseo.
—Estoy tan ebrio como para pasar por alto el que mañana estarás arrepentida, pero tan sobrio y conciente como para hacer que no lo olvides nunca.
—Entonces, hagámoslo cariño —me dijo levantando sus brazos al tiempo que yo me acercaba a ella y la tomaba de la cintura para acercarla de nuevo a mí.
Sus brazos cayeron pesados sobre mis hombros, y se colgó de mí mientras nuestras bocas se fundían en un caliente beso.
Sin dejar de besarnos comencé a caminar a ciegas.
Algunos tropezones, unas risitas de su parte, hasta que chocamos contra una fría mesa de mármol.
_______ soltó agitada mis labios, mientras que yo la subía a la mesa justo frente a mí. Abrí sus piernas y paré en medio de ellas. Volví a tomar sus labios, mientras mis manos acarician su cuerpo sobre el fino camisón.
—No sabes, no tienes ni la menor idea de cuanto te deseo —le susurré al oído mientras comenzaba a besar su cuello otra vez —Siempre he sido un firme creyente de vivir el momento. En tomar lo que quiero cuando lo deseo. Y ahora mismo, _______, yo te deseo. Quiero saborear cada centímetro de tu cuerpo. Sentir tu respiración sobre mi cuello mientras te hago mía. Explorar con mi lengua cada parte de ti hasta que me ruegues que me detenga.
—No voy a rogarte que te detengas —dijo agitada y divertida —Esta noche, has conmigo lo que quieras. Al diablo con el moralismo…
—Amén —dije y volví a sus labios.
—Amén, amén —musitó rápidamente y apenas audible.
Bajé mis manos hasta el borde de su camisón. Con cuidado acaricie sus muslos y su piel estaba tan caliente como yo este momento por ella.
Sus manos estaban en mi nuca y acariciaban mis cabellos en forma de provocación. Sentí como sus manos resbalaban hacia delante y comenzaban a bajar por mi pecho, mientras nuestras bocas no cesaban. Alejándome apenas para respirar, la acerqué más a mí, logrando más espacio entres sus piernas.
Sin ningún problema la tomé en brazos y la subí sobre mi abdomen. Sentí como sus piernas se cerraban a mí alrededor. Gruñí levemente al sentir, como desesperada intentaba quitarme la camisa de encima.
—Apartate un poco. Así puedo… quitarte esto —habló entre dientes trabajosamente.
Me reí ante su apabullante suplica.
—¿Estas caliente, cariño? —pregunté agitado, mientras caminaba con ella encima hasta una de las paredes que estaba casi vacía.
—¿Tú que crees? —susurró y clavó sus ojos en los míos —Yo también puedo ser una sexo-dependiente como tú, y más si hace tiempo que no lo tengo…
—Juro que voy a encargarme de que lo disfrutes, lo juro…

Gimió cuando la apoyé contra la pared y hundí mis labios en su garganta. Mordisqueé la delicada

piel de su cuello, hasta llegar a su oreja.
Su respiración caliente caía sobre mi oreja y nuca. Como había deseado esto, por dios. Yo ya no
podía esperar para subir a aquella cama y hacerla mía, como tantas veces quise.
Me moví levemente contra ella, haciendo que se sobresaltara y me apretara con fuerza. Recargando su
peso contra la pared, me alejó un poco de ella y con una profunda mirada, se deshizo sin ningún
problema de mi camisa.
Volvió a acercarse para tomar mi boca. Volví a caminar a ciegas, pero por un mal movimiento, y
estar tan inmerso en aquello caímos sobre una mullida alfombra.
Ella quedó sobre mí, pero aun así nuestras bocas no se alejaron ni lo más mínimo. Se alejó de
mis labios y comenzó a bajar su boca y lengua por mi cuello, y siguió bajando hasta mi pecho.
—Demonios… —escuché su ahogada voz sobre los músculos de mi abdomen —Estas más bueno que
comer un cono de chocolate derretido con el dedo…
Reí entré dientes y me senté para sentarla sobre mí y besar su boca. La tomé de la nuca y la
acerqué más a mí, como si eso de verdad fuera posible. Sus firmes pechos estaban apretados contra
mi pecho, debajo de ese lindo camisón y cubiertos por un sostén.

—No vas a detenerme, ¿verdad? Estoy desesperado, ______. Hace semanas que no lo hago y estoy por

volverme loco… loco —le expliqué agitado mientras veía su forma de mirarme.
Sus labios se curvaron levemente, para formar una misteriosa sonrisa.
Tomó una de mis manos y la dirigió a uno de sus pechos. Me hizo recorrer su cuerpo desde allí,
hasta la curva de su trasero.
—¿Desesperado? —preguntó. Tragué sonoramente.
—Muy desesperado —le aseguré.
—¿Y que pasó con tus conquistas?
No podía decirle que no había podido acostarme con ninguna de ellas porque siempre que lo estaba
por hacer, su rostro me aparecía para atormentarme y alejarme de cada una de ellas.
—Ellas no me excitan —dije.
Su suave mano acarició mi pecho y subió hasta mi hombro. Se acercó un poco más a mí y comenzó
a pasar su lengua por el costado de mi mandíbula. Gruñí al sentir el calor de sus piernas
alrededor mío.
—¿Yo te excito? —preguntó alejándose un poco.
Ella quería saber aquello, ella necesitaba saberlo.
—No te das una idea de cuanto.
—¿Entonces, qué estas esperando para subir las escaleras y terminar en aquella cama?
—Estaba esperando a que me dieras el permiso —dije con una pequeña sonrisa.
Sin ningún problema me puse de pie con ella encima. Mi cabeza dio vueltas al sentir como se
envolvía alrededor mío otra vez. El calor de sus muslos internos, quemaron mi cintura en tanto
sentía su humedad contra mi estómago.

Comencé a subir las pequeñas escaleras que daban a aquel cuarto, que contenía una gran cama, un

enorme televisor y el placard en la pared. Esa era su habitación, y podías obtener vista de ella
desde la sala.
Regresando a su boca, mezclé mi lengua con la suya y mordí con cuidado su labio. Susurró algo que
no logré entender, pero me dio tanto placer.
Al fin llegamos allí arriba. Mis manos sostenían con firmeza su trasero, para que pudiera
mantenerse sobre mí.
—Voy a devorarte, ______ —le dije con voz ronca.
—Esa idea me tiene loca…
—No más que a mí…
Caminé un poco más hasta que mis pasos se vieron interrumpidos por una pared. Ella gimió, cuando por causa de la pared, posé mi hinchada erección contra la parte de ella en la que ya no podía
esperar para enterrarme.
—Oh, dios —dijo en un leve gemido. Probé la calidez de su boca y escuché sus susurros de
placer. Movió sus manos desde mi nuca, a través de mi espalda, hasta encontrar la bragueta de mi
pantalón. Echándome hacia atrás ligeramente, observé su cara.
—Ya no puedo esperar a que lo hagas… Hazlo porque voy a volverme loca —me dijo agitada.
Entonces la bestia que estaba dentro de mí, pareció salir descontrolada. La apreté más contra la
pared y la besé profundamente. Casi salvajemente le arranqué su ropa interior que tenía debajo de
ese camisón.
Ese camisón que aun cubría su cuerpo. Pero no quería sacárselo todavía, me gustaba verla con eso puesto. Metí mis manos entre nosotros y terminé de desabrochar los botones que ella ya había empezado…
—Espera, espera —me dijo. La miré fijo —Póntelo primero...sabes de lo que te estoy
hablando…
—No se donde está —dije totalmente desesperado.
—No voy a hacerlo, hasta que lo tengas —susurró.
Toqué los bolsillos traseros de mi pantalón y agradecí a Dios encontrarlo allí. Ella se rió
entre dientes. Se bajó de mí, para que yo pudiera ponérmelo, y mientras yo lo hacia ella
acariciaba mis cabellos.
—Tú eres un tramposo y manipulador… Sabías que iba a pasar esto, lo sabías y viniste a… a
enloquecerme…
—Shhhhh... —le dije y la volví a alzar.
—Pero…
Y cuando sus piernas se abrieron a mí alrededor, me hundí el ella. Gimió exaltada y se aferro con
fuerza a mi espalda.
Me quedé quieto, sintiendo como sus muslos internos me rodeaban más y más. Mi cabeza comenzó a
dar vueltas, y vueltas. Mi rostro estaba escondido en su cuello. Subí mis manos por el costado de
sus piernas, alzando un poco más su camisón. Comencé a moverme despacio. Ella boqueó y se
arqueó hacia mí.
—Oh, ______… —su nombre salió ronco de mi garganta al sentir el placer de estar dentro de
ella. Mis ojos se cerraron y gruñí profundamente. Comencé a moverme un poco más, quería
sentirla, necesitaba sentirla.
—Justin… —mi nombre salió agitado de sus labios.
Entonces me alejé de su cuello y tomé su boca. Gimió un poco más fuerte que antes y sus manos
apretaron mis hombros. Era tan erótico sentirla de esa forma.
Ella estaba completamente vestida, y
yo solo tenía puestos mis pantalones. Me alejé apenas de su boca para poder respirar.
—Di que deseabas esto tanto como yo —le dije sin dejar de moverme dentro de ella. Alcé una de
mis manos y tomé uno de sus pechos, para acariciarlo sobre la ropa.
—Yo… yo lo deseaba tanto —dijo entre dientes.
Sonreí agitado y capturé sus labios de nuevo. De una manera inexplicable me deshice de su
camisón, y al instante de su sostén. Ahora estaba al descubierto para mí. Sus manos se movían
suaves por mi espalda, y su respiración caliente caía sobre mi boca. La apreté más contra la
pared, haciendo que sus piernas se abrieran un poco más a mí.
Mordió sus labios y cerró sus ojos. Mis caderas no dejaban de empujar en su interior, y no iban a
dejar de hacerlo hasta obtener lo que quería de ella. Su boca busco la mía y sus labios tomaron
despacio los míos. Me estremecí dentro de ella. Sus manos subieron por mi espalda hasta mi rostro.
Acaricio mis mejillas, y secó el sudor de mi frente. Sus gestos me confundieron, y su forma de
tocarme más aun. Se alejó de mis labios y levantó un poco su rostro para besar mi nariz. Mis
labios quedaron quietos sobre su mentón.
—¿Tú solo viniste por placer aquí? —me preguntó agitada.


comenten y subure pronto 
y talvez alla maraton¿?
ustedes deciden 
no olviden comentar :) 

lunes, 12 de diciembre de 2011

my sweet obsession 45

Yo solo necesito S-E-X-O con ella y asunto arreglado. Primero tengo que arreglar las cosas, pedirle
perdón y volver a tomar confianza. Entablar una especie de… ‘amistad’ para luego llevármela
a la cama. Pero maldita sea, ¿Cuánto tiempo va a llevarme eso?
—¡Justin! —me llamó Zachary sacándome de mis pensamientos. Me giré a verlo.
—¿Qué? —le dije.
—Ya terminó la clase —afirmó mi amigo.
—¿Cómo? —dije y me puse de pie.
Ya nadie estaba en ese salón.
—No —dijo Richard mirándome con cara de preocupación —De verdad ya me estas asustando.
—Bueno, no importa —les dije —Pero vamos, salgamos de este maldito lugar.
El resto del día se me pasó lento y pesado. La indiferencia de ______ cada vez me hacía sentir un
poco más impotente.
¡Es que no es posible! ¡Ni siquiera se giró a verme cuando coqueteaba descaradamente delante de ella con alguna de las otras del lugar!
Al parecer de verdad… de verdad ya no le importo ni en lo más mínimo.
Llegué a mi casa y me tiré exhausto en mi lindo sillón, había ido a la oficina de Jeremy y se me había hecho tarde allí. Tomé el control y prendí la tele.
—Conquístala, llevándole música a la puerta de su casa. Estamos completamente seguros de que caerá rendida a tus pies.
No puedo creer que la televisión me acabara de decir eso. Era como… una sugerencia. Pero... ¿de donde voy a sacar yo músicos a estas horas y un lunes?
Taylor se acercó a mí y se sentó a mi lado.
—¿Qué te pasa? —me preguntó.
—No te importa, ocultadora de información —le dije resentido.
—Si lo dices por _______, de verdad te digo que no se que le pasa. Te juro que hoy le pregunte, y me dijo que de verdad ya no quiere tener nada que ver contigo, y que si para hacer eso tendría que dejar de hablarte y mirarte, pues que estaba dispuesta a hacerlo.
—¿Me hablas enserio? —dije sin poder creerlo.
—Eso me dijo ella —aseguró.
—Tengo que irme —dije y me puse de pie —No me esperes despierta…
Corrí hasta el baño duché, me cambié y salí de mi casa lo más rápido que pude. Ya eran las 12 de la noche y si seguía perdiendo mi tiempo iba a llegar más tarde aun.
—¿Están listos? —les pregunté. Todos ellos asintieron. Había estado casi 2 horas buscando músicos y les había ofrecido el doble de lo que cobraban para que vinieran conmigo —Cuando escuchen un regaño, luego de eso… comienzan a tocar.
Todos volvieron a asentir. Los hice subir en el ascensor y nos bajamos en el piso 6.
Yo ya había encontrado la forma de entrar al edificio sin que nadie me abriera con la llave. Eso se llama ser un genio. Les hice un gesto para que se quedaran escondidos del lado de los ascensores, mientras yo iba hacia el loft. Me acomodé bien y respiré profundamente.
Mi plan de arrepentimiento y conquista comenzaba aquí. Toqué el timbre, y luego miré mi reloj. Maldije por lo bajo al darme cuenta de que ya eran las dos de la mañana. Pero ya estaba jugado, no iba a irme hasta que me atendiera…
Volví a tocar, ya que nadie contestaba. Volví a hacerlo dos veces más.
—¡Ya va, maldita sea! —la escuché gritar desde adentro.
Eso, para nada, pero para nada, es un buen comienzo. La puerta se abrió y su pequeña figura estaba metida dentro de un sexy camisón, le llegaba hasta por apenas arriba de las rodillas. Tenía el pelo todo desordenado y una cara de dormida terrible. Sus ojos se abrieron bien.
—¡Grítame, aviéntame con lo que quieras, golpéame, ódiame, pero ya no me ignores! Me estas acabando —le dije antes de que me pudiera decir algo.
—No puedo creerlo —habló ella y volteó hacia la izquierda —¡Son las dos de la mañana Bieber, estaba durmiendo! ¿No pudiste decirme esto mañana en la Universidad?
La música comenzó a sonar y ella frunció el ceño. Yo sonreí para mi mismo. Ella clavó sus ojos en mí.
—Te traje música —le hablé. Me miró frustrada.
—A veces de verdad me parece que te esfuerzas en ser intolerable, ¿Acaso lo quieres convertir en un deporte? —me preguntó —Tengo vecinos…
—No lo hice con malas intenciones —me disculpé poniendo mi mejor cara de niño bueno.
Ella soltó un suspiro y me miró.
—Dile a los músicos que se vayan, y entra. Así terminamos enserio con esto —me dijo y entró a su departamento. Me di vuelta e hice mi mejor gesto de ‘victoria’ Fui hasta donde estaban los muchachos y los despaché, lo más rápido que pude. Volví y subí. La puerta estaba abierta. Entré y ella estaba haciendo algo en su pequeña cocina. Me acerqué y me miró.
—Eres tremendo, ¿sabes? —me dijo. Sonreí levemente.
—Algo tenía que hacer para que me hablaras, ya no… no podía aguantar tu… soberbia.
—¿Mi soberbia? ¿Me estas llamando soberbia? —preguntó clavando su chocolate mirada en mí.
—Si cariño, eres muy, pero muy soberbia…
—Solo con la gente que lo merece, y creo que tú lo mereces —dijo. Se acercó a mí y me entregó un vaso de jugo. La miré y miré el vaso.
—¿No tienes algo más… fuerte?
—¿Alcohol?
—Podría ser —dije.
—No, yo no voy a darte alcohol —me dijo.
—Vamos, no seas miedosa, tomemos un poco… para entrar en confianza.
—Yo no quiero entrar en confianza contigo —me aseguró.
—¿Qué pasó? ¿Qué hice de malo para que hoy me ignoraras completamente? —le pregunté.
Me miró fijo y se alejó de mí, se agachó a buscar algo debajo de una de las mesadas. Me quedó al frente una linda vista de su trasero al estar agachada. Tragué saliva sonoramente… hace tanto, para mi gusto, que no estoy con una. Mucho menos una así, como ella.
—Si, aquí hay algo —dijo y se incorporó.
—¿Qué es?
—Vodka.
—Mmm, amo el vodka.
—Eres un asqueroso y repugnante alcohólico.
—Y con orgullo.
Negó con la cabeza y se acercó a mí para agarrar mi vaso y llenarlo con aquel espeso líquido
transparente. Cuando lo llenó, la miré y lo tomé de un trago. Ella me miró bien.
—Por dios, eres un loco —aseguró. Reí por lo bajo y volví a llenar el vaso.
—Deberías probarlo —le dije.
—No, no. Ni loca —me dijo. Alcé el brazo hasta sus ojos y lo acerqué un poco ella —No, no
voy a tomar eso…
—Vamos vegetarianita, nada va a pasarte. Además de que esto no viene de ningún animal. No te va
a venir nada mal tomar un poco…
Mordió sus labios y miró el vaso, para luego mirarme a mí. Pude leer en sus ojos, el debate que
estaba dentro de su cabeza. Se preguntaba porque me había dejado entrar, y porque estaba
planteándose tomar aquello. Levantó su mano y tomó el vaso.
Reí divertido al ver la expresión de su cara cuando el líquido entraba en su boca. Lo alejó y un
poco de vodka se escurrió por sus labios. Cerró los ojos con fuerza y respiró profundamente.
—Esto… esto es un asco —dijo cuando al fin pudo hablar.
—Claro, como si nunca hubieses tomado alcohol —dije negando con la cabeza levemente.
—Si, si tome alcohol en mi vida… pero nunca esto —me dijo —Es horrible.
—Pero no sabes lo bien que te hace —dije divertido. Nos sentamos en el sillón frente a la tele
y ella la prendió, como queriendo estar con alguien más que conmigo sola en su casa.
La miré y tomé un poco más de la botella para luego pasársela.
—¿Acaso quieres embriagarte? —me preguntó.
—¿Por qué no? —le dije. Ella tomó la botella y bebió un largo trago. Reí cuando lo alejó
de ella y volvió a fruncir el ceño —Ya te esta gustando, ¿verdad?
—Es horrible —dijo y rió —Pero… se vuelve… adictivo.
—Como todas las cosas que dan placer —acoté y la miré fijo.
Ella apartó la mirada de mí y dirigió su vista al frente.
—¿Sabes? Nunca te pregunte sobre tu color favorito —me dijo. La miré extrañado.
—¿Quieres saberlo? —le pregunté.
—Si, ¿Por qué no?
—Me gusta mucho el rojo… es un color lindo, fuerte…
—Apasionado —agregó ella y tomó un poco de vodka. Sonreí sin que me viera.
—¿Y tú color favorito?
—No tengo un color favorito… me gustan todos los colores.
—Oh, eres una chica multi-color
Ella rió divertida y la miré divertido.
—Que palabra más tonta…
—Demasiado diría yo —dije sin dejar de reír.
—¿Celtics o Lakers? —me dijo. La miré como si eso fuera obvio.
—Lakers, eso no se pregunta.
—Tenía mis dudas, eres medio extraño…
—¿Enserio lo crees? —ella negó divertida y mordió sus labios.
—Mmm, ¿Qué más puedo preguntarte? Tus defectos, dime tus defectos… No, ya se todos tus
defectos. Mejor tus virtudes… No, también las se —dijo divertida.
—Ya se, yo digo tus defectos y virtudes, y tú dices las mías —le dije.
—De acuerdo —me dijo. Asentí y la miré fijo. Era mejor que ella comenzara.
—Comienza tú —dije.
—Bueno, primero diré tus defectos. Eres impulsivo, cínico, irrespetuoso algunas veces,
mujeriego, egocéntrico, narcisista, vicioso, ninfomano —dijo todo de corrido y sin respirar. La
miré realmente divertido.
—Ahora yo —dije calmando mi risa —Tú eres soberbia, testaruda, terca, mal pensada, irracional
y muy, muy vengadora.
—¿Yo soy mal pensada? —dijo sin poder creerlo.
—Muy mal pensada —dije divertido —Ahora di mis virtudes…
Se quedó callada mirándome fijo. Tal vez no quería decir mis virtudes.
—Bueno no tienes muchas virtudes… Bueno si tienes varias virtudes —dijo bajando la mirada.
—Anda, dímelas —le dije queriendo escuchar aquello.
—Tú… tú eres sincero, directo, apasionado, tierno, divertido, inteligente… y eres un chico
bastante guapo —dijo despacio y sin mirarme.
—¿Bastante guapo? Yo diría completamente guapo —le dije, ella rió por lo bajo.
—Pero ahora me toca a mí. Resumiendo... tú eres un amor, te podría comer a mordiscos. Pero si
de verdad quieres saberlo eres... hermosa, dulce, inteligente, muy inteligente, centrada, con
convicciones inamovibles, simpática, divertida. Pero sobre todo, eres la cosa más sexy que yo haya visto jamás…

sábado, 10 de diciembre de 2011

my sweet obsession 44

—¡Ya vas a querer mi habitación! ¡Ya vas a llorar por ella! ¡Y yo no te la voy a dar! —le dije elevando mi voz, ya que se estaba alejando.
Giré para ir al jardín y fumar un cigarrillo, pero detuve mis pasos al verlo allí mirándome con una sonrisa cínica.
—Te soltaron, Pattinson —le dije.
—No podían tenerme ahí siempre, Bieber —dijo. Reí por lo bajo y lo miré con diversión.

—¿Te gusto la cárcel? Es un lugar muy parecido a ti —dije.

—Si, puede ser —afirmó y caminó un poco más hacia mí —Ya se la verdad de todo Bieber, ¿y
sabes? No estoy enojado, ni nada de eso. Es más quería pedirte perdón…
—¿Perdón? ¿Por qué?
—Y por como me comporte, yo no quería herir tus sentimientos —dijo con sonrisa irónica. Estaba
logrando sacarme de nuevo —Yo actué así porque pensé que tenías algo con _______…
—Y si lo tengo —le dije.
—Ya quisieras —me dijo divertido. Se acercó más y apoyó una de sus manos en mi hombro. Lo
miré despectivamente —Conozco perfectamente a _______, de los pies a la cabeza. Conozco su forma
de ser, su forma de pensar… Y se que todo lo que dijo en el juicio fue solo para sacarte de allí.
Y lo entiendo, ella haría cualquier cosa por un AMIGO.
—Pues no le parezco muy amigo cuando nos revolcamos —dije despreocupado.
—_______ no se acuesta con cualquiera, y mucho menos con tipos como tú. Que tienen más nombres
de mujeres en una cama, que un propio motel de mala muerte.
—Ella parece disfrutarlo bastante…
—Como digas Bieber, ya entendí como es la cosa. Tú estás loco por ella, ella ni te registra y
por eso estas un poco ‘extraño’ últimamente.
—Si no quieres terminar peor que la última vez, mejor cállate —le advertí.
Se alejó de mí y puso sus manos en el aire.
—Tranquilo, tranquilo. Yo no quiero pelea, solo quería aclararte que ya no hace falta que sigas
esforzándote por mostrar algo que no sucede…
—Está bien, puede ser que aun no me la haya llevado a la cama. Pero ¿Quién te ha dicho que no
lo voy a hacer? Falta menos de lo que imaginas para que eso suceda —dije muy seguro de aquello.
Me miró con ojos venenosos. Él sabía que yo estaba hablando muy enserio.
—Eso lo veremos.
—Si, si lo verás. Cuando ella haya sido mía, vendré a refregártelo en la cara. Tal vez nos
grabe, para que veas como lo goza.
—Infeliz… —murmuró.
—Tranquilo Pattinson, no quiero pelear contigo. Solo quiero que dejes de esforzarte para ser un
imbécil, te sale muy bien por si solo.
—¿Pasa algo amigo? —me preguntó Zac apareciendo detrás de Pattinson. Del otro lado aparecido
Richard.
—No, nada muchachos. Solo intercambiamos opiniones con Robert, ¿no es así? —le pregunté.
Me miró fijo y luego se fue sin decir nada.
—¿Qué quería? —preguntó Rich.
—Nada, es solo un pobre idiota —le dije despreocupado.
Las horas comenzaron a pasar y la actitud de _______ parecía empeorar, ahora no solo no me miraba,
ni siquiera me hablaba. Yo de verdad creo que ella quiere acabar conmigo y luego anotarlo como una
victoria realizada en su vida.
En esas horas que pasaron mi humor había empeorado, ni siquiera yo mismo podía aguantarme. Mis
amigos se acercaron a mí y gruñí frustrado.
—Uuuh, ¿Qué sucede Bieber? —preguntó Zack.
—No molesten —les advertí, mientras terminaba mi cigarrillo y tiraba la colilla con fuerza.
—Ya se lo que te tiene así —dijo Richard y apoyó una de sus manos sobre mi hombro.
Lo miré de reojo, como advirtiéndole que no se pasara de listo —Has perdido tu talento,
¿verdad?
Lo miré realmente sorprendido, como se nota que estos dos me conocen.
—¿Cómo supiste? —dije mientras seguíamos caminando.
—Ni siquiera tu padre logra ponerte de ese humor, cuando no tienes sexo —me aclaró el afro.
—Lo que Richard dice tiene sentido —habló Zachary —Justin, tú definitivamente eres un
ninfomaníaco.
—Eres un sexo-dependiente —agregó Wilson.
—No puedes estar mucho tiempo sin ello… te vuelves completamente loco.
—¡Es que no puedo entenderlo! —bramé nervioso —¡No puedo acostarme con ninguna! ¡No me
producen nada! ¡Estoy con ellas y… y no… no me excito!
—Pues claro —dijo Richard soltando un suspiro —Tantos años de desenfreno tenían que cobrar
su factura.
Fruncí el ceño ante su tonta teoría.
—Apenas tengo 19 años —dije y volví mi vista al frene.
Los tres nos dirigíamos a otro día de clases. Las malditas clases, en la maldita Universidad.
—¿Y hace cuanto no pasas más de un mes sin acostarte con nadie? —me preguntó Zac. Lo miré
extrañado y me puse a pensar.
—No… nunca —dije. Los miré consecutivamente —¿Debería ver a un medico?
—Me parece amigo que tu carrera sexual ha llegado a su fin. Debiste pensar un poco antes de usarla
tanto —aseguró Zac.
—Claro no debemos ser pesimistas, estamos en el siglo XXI. Existen los tratamientos y diversas
cosas para solucionarlo —me alarmó más mi buen amigo afro.
—Ya Richard, lo estamos asustando. Mira su cara —le dijo Wilson divertido —Amigo lo que a ti
te pasa es simple y tan claro como el agua.
—¿Qué es? —le pregunté esperanzado de que me diera una respuesta.
—Necesitas un psicólogo —sentenciaron los dos al unísono.
Mi mirada se distrajo por su diminuta figura caminando descaradamente al salón.
—No, no —aseguré y ambos miraron lo que yo miraba —Lo que yo necesito acaba de entrar a ese
salón, y me está volviendo completamente loco.
Ambos se miraron entre si y entramos. La divisé sentada al lado de Taylor. Mi rubia prima me miró
y me sonrió, mientras que ella seguía con sin siquiera dirigirme la mirada.
¡No consigo entender que pasó con ella! Ayer estaba todo bien, se quedó a cuidarme… éramos muy
felices. Y ahora no somos nada. No dejé de mirarla en ni un solo segundo. Ella parecía no notarlo,
pero estoy completamente seguro de que si lo notaba.
Ella estaba muy conciente de que yo la estaba mirando, tiene ese sexto sentido que tiene todas las
mujeres. Pero aun así no es capaz de mirarme. ¡No es capaz!
Y yo ya no puedo tolerar su indiferencia, su desprecio y su… forma de ser. Todo lo que me sucede
es culpa de ella, absolutamente todo. Yo no puedo acostarme con ninguna otra, porque estoy
completamente seguro de que ella me ha tirado algún embrujo o algo parecido…
¡Oh, Bieber! ¡Escucha lo que estas diciendo! ¿Embrujo? ¿Qué idiotez es esa? Lo único que
necesito es acostarme con _____ Brooks, sacarme las malditas ganas que le tengo y volver a ser el
mismo de antes. Solo eso. Simplemente eso… Todas las tonterías y cursilerías que me dijo Susan
el otro día eran totalmente incoherentes y sin sentido.
Yo solo necesito S-E-X-O con ella y asunto arreglado. Primero tengo que arreglar las cosas, pedirle
perdón y volver a tomar confianza. Entablar una especie de… ‘amistad’ para luego llevármela
a la cama. Pero maldita sea, ¿Cuánto tiempo va a llevarme eso?

jueves, 8 de diciembre de 2011

my sweet obsession 43

Comencé a desabrochar los botones de su camisa, mientras
depositaba pequeños besos en lo que había visible de su piel. Una de sus manos bajo caliente por
mi espalda, quemándome por dentro.
Si, iba ser mía, ahora ella iba a ser solo mía…

—Justin, ¡Justin! —abrí mis ojos algo sobresaltado. Miré a mí alrededor y estaba acostado en

la parte de atrás del auto. Miré al frente y la vi parada con la puerta abierta – Llegamos a tu
casa, sal del auto.
Solo había sido un sueño. Un maldito sueño.
—¿Por qué me despertaste? —le pregunté mientras lograba sentarme —Estaba por hacerte mía
en mis sueños…
Entrecerró los ojos y me miró mal.
—Eres un sucio —me acusó.
Me ayudó a salir del auto, y me ayudó a caminar hasta mi departamento. El sabor de sus labios
había sido tan real, que puedo jurar que eso no había sido un sueño. Llegamos y ella abrió la
puerta. Al parecer no había nadie.
—¿Dónde está Tay? —le pregunté.
—Debe estar por ahí, no lo se —me dijo ella con dificultad ya que casi podía decirse que me
estaba arrastrando hacia dentro —¿Podrías ayudarme un poco? Si no te has dado cuenta pesas el
doble de lo que peso yo, y no puedo cargarte…
Me incorporé bien y ella suspiró. Caminamos hasta el cuarto. Al fin iba a dormir en mi cama.
Entramos y ella me ayudó a acostarme. Suspiré aliviado.
—Bueno, ya estas sano y salvo en casa. Ya me voy —me dijo.
—No, no te vayas —le pedí.
—Tengo que irme, Justin…
—Quédate hasta que me duerma, por favor —le rogué.
—Está bien —dijo soltando un suspiro.
Se sentó en el suelo, justo a mi lado. La miré fijo a los ojos, y traté de entender mi necesidad
de que se quedara.
—¿Puedes darme tu mano?
Despacio levantó su mano y tomó la mía. Sus fríos dedos se entrelazaron con los míos, que
estaban calientes. Su mano era el doble más pequeña que la mía, el doble de frágil y el doble de
suave…
Cerré los ojos y acerqué nuestras manos a mi pecho. Quizás así no se pueda ir cuando me duerma,
o quizás si.
Comencé a despertarme porque mis ganas de ir al baño me estaban llamando. Cuando sentí que mi
cabeza despertaba, sentí un terrible dolor allí. Cerré los ojos con fuerza, para persuadir un
poco al dolor. Y entonces sentí que algo estaba entrelazo con mi mano. Abrí un ojo y miré que
era. Era otra mano. Entonces levanté la cabeza y la vi allí.
Sentí como mi corazón se aceleraba al ver que ella estaba allí, con la cabeza apoyada sobre el
borde del colchón, y con los ojos cerrados. Se quedó, no se fue. Me puse a mirarla fijamente, me
puse a observar las delicadas líneas de su rostro. Intenté buscarle algún defecto, como tantas
veces, pero no lo tiene. Ella simplemente es perfecta. Levanté mi otra mano y con cuidado acaricie
su mejilla. Se movió un poco y arrugó la nariz, pero no se despertó.
—Arriba Justin, ya traje a Betty y...
—Shhhhhhh —le dije cuando lo vi entrar. Zachary me miró bien – Cállate que vas a despertar a
la bella durmiente.
—¿Qué hace ella ahí? —me preguntó en voz baja.
—Me cuida —le dije con una pequeña sonrisa.
Soltando su mano con cuidado me levanté de la cama. La alcé en brazos y la acosté en la misma,
para que pudiera seguir durmiendo, un poco más cómoda. Sali con Zachary del cuarto y caminamos
hasta la cocina. Fruncí el ceño extrañado al no ver a Rose por ahí.
—¿No has visto a Rose? —le dije a mi amigo.
—¿Sabes que hora es? —me dijo él. Negué con la cabeza —Justin, son casi las 5 de la tarde.
Rose se fue hace una hora.
—¿Qué? ¿Las 5? —dije sin poder creerlo.
—Si, dormiste como nunca —dijo divertido.
Nos acercamos a la mesada y nos preparamos un café. Tal vez con eso, este terrible dolor de cabeza
se me iría de una vez. Estuvimos hablando un poco más, hasta que los dos sentimos los pasos de
alguien. Miramos hacia el pasillo y venía caminando hacia la sala. Sonreí levemente…
—Adiós —dijo por lo bajo y pasó de largo hasta llegar a la puerta.
La abrió y salió dejándome totalmente desconcertado.
Me puse de pie, y me estaba por salir detrás de ella, hasta que Zachary me detuvo.
—Oye, oye —me dijo haciendo que lo mirara —Si se fue así es por algo… déjala.
—Pero… no, no puedo dejarla…
Intenté caminar de nuevo, pero Zachary me volvió a detener.
—Déjala… se fue, ya esta. Ella necesita pensar… déjala —me dijo.
Gruñí por lo bajo y volví a sentarme para terminarme el café. Luego de unas dos horas Zac
decidió irse. Y en esas dos horas, _______ no había salido en ningún momento de mis pensamientos.
La forma en la que se había ido me tenía bastante confundido. Tomé mi teléfono y marque el
número de su celular.
—Hola... -dijo aquella aterciopelada voz.
-______ solo...
—Jaja te engañe...Por cierto soy ______, y en este momento no puedo atenderte. Deja tu mensaje,
despues luego de que lo escuche te devuelvo la llamada…
Colgué y maldije por lo bajo. Tenía el celular apagado. Volví a darle tono al teléfono y marqué
el número de su casa. Sonó, sonó y sonó, pero nadie contesto. Al parecer tampoco estaba en casa.
—¡¿Dónde diablos estas?! —dije algo nervioso. Entonces volví a darle tonó al teléfono y
marqué el número de mi prima. Sonó una, sonó otra.
—¿Hola? —me dijo al atender.
—Taylor —le dije.
—¡Al fin tienes la consideración de llamarme! —me dijo elevando un poco la voz —¿Por qué
demonios haces esas cosas Justin? ¿Cuántas veces te dije que embriagarse por ahí no es la
solución a ningún problema?
—¿Acaso la privacidad de una borrachera ya no existe? —le dije. Ella me dijo unas cuantas cosas
más, pero que las pasé por alto.
Lo único que quería era saber de ella —¿Sabes donde esta ______?
—¿______?
—Si, ______ —dije algo nervioso.
—Se fue a un spa con Gina, estaba bastante estresada —me dijo. Suspiré aliviado. Ella estaba
bien…
—Pero ella, ¿está bien, verdad? —le dije.
—Si, estaba un poco con dolores de nuca, pero por lo demás estaba bien —dijo ella. Y si,
durmió sentada —Dijo que mañana iría a la Universidad un poco más tarde, ya que se quedarían
toda la noche allí.
—Bueno prima, gracias por la información —le dije.
—De nada primito, dentro de un rato voy a casa. Estoy con Emma haciendo unas cosas, ¿sabías que
tu amiguito Richard le pidió de ser la novia? —me dijo. Entonces sentí mi corazón detenerse.
—¡¿Qué?! —le pregunté sin poder creerlo.
No podía creer lo que Tay me estaba diciendo. Richard no pudo haber hecho una estupidez como esa.
—Si, ya tenemos una parejita formada, ¿no son lindos? —me preguntó ella.
—Tengo que hablar con Richard, estoy completamente seguro de que tú me estas mintiendo.
—No, no te estoy mintiendo, ¿Por qué lo haría?
—Porque eres… una…
—¿Una que tonto? Yo no soy nada, y si no me crees llámalo y verás que tengo razón.
—¡Eso mismo haré!
—¡Perfecto! ¡Adiós!
—¡Adiós! ¡Y no llegues muy tarde! —le seguí gritando
—¡Está bien! ¡Cuídate! —utilizó el mismo tono que yo.
Colgó el teléfono y no pudo evitar reír. Taylor siempre encontraba la forma de hacerme reír, hasta en el momento menos pensado.
Como dije que iba a hacerlo, llamé a Rich y lo llené de preguntas. Al final, lo que mi loca prima dijo era verdad. Uno de mis mejores amigos estaba de novio.
¿Entienden eso? ¡DE NOVIO! Y es más, de novio con un angelito diabólico. Pobre de él, el mini infierno que lo espera.
Al día siguiente me levanté con tiempo de sobra para ducharme y desayunar. El maldito lunes ya había llegado, y con el un nuevo comienzo de semana.
Salí de mi departamento y me estaba por prender un cigarrillo. Pero me detuve al recordarla.
—No vuelvan a fumar sin antes haber desayunado…
Como si ella estuviera por ahí, guardé el cigarrillo en la caja y me subí a mi moto para llegar al purgatorio, o sea a la Universidad. Divisé a mis amigos y me acerqué a ellos.
—¿Cómo están? —les pregunté.
—Mejor que tú —dijo Zac.
—¿Por qué? —dije sin entender.
—Por tu cara —me dijo Heaty —Tienes cara de estar muy perturbado…
—No, estoy bien. No tengo nada —dije.
Aunque ellos tenían razón, ayer había estado demasiado preocupado y pensando demasiado en _______. Tal vez yo no me sentía tan así, pero mi rostro demostraba lo contrario.
Divisamos como dos chicas llegaban a las risas. Eran Emma y Taylor. Los ojos de Rich se iluminaron y su cara de idiota apareció de inmediato. La diminuta chica de anteojos y ojos verdes se sonrojo un poco al verlo. ¡Oh dios santo, esto era demasiado cursi!
Rich se acercó a ella y la besó cortamente en los labios.
—Buen día bonita —la saludó.
—Buenos días bonito —le dijo dulce.
—¿Ya dejaron la cursilería? —les pregunté. Taylor rió divertida.
—Te mata la envidia —me dijo mi rubia prima.
—Si no sabes, estoy muriendo —dije irónico.
Todos rieron y comenzamos a caminar para entrar. Miré para mis costados y me faltaba ______. Me faltaba ella…
Llegamos al salón. Emma se fue para su clase avanzada y nosotros cuatro entramos. Nos acomodamos y luego de unos minutos el profesor entró. El profesor de estadística era el hombre más sucio y ordinario que alguna vez yo haya visto en mi vida. De verdad era repugnante. La clase comenzó y traté de concentrar mi atención en otra cosa. No estaba _______ para molestarla, así que me quedaba Taylor para hacerlo. Pero no era lo mismo molestar a mi prima, que molestar a _______.
La puerta del salón se abrió y dirigí mi vista hacia allí. Una radiante _______ entró con una sonrisa de oreja a oreja. Tenía un aura muy distinta al de los otros días. Parecía estar relajada y en completa armonía. Se veía realmente hermosa…
—Tarde señorita Brooks —le dijo el profesor.
—Lo siento —se disculpó ella —Aquí tiene mi permiso por la llegada tarde.
Le tendió el papel y caminó hasta tomar asiento al lado de Taylor. La rubia le dijo algo y ella asintió. Esperé a que se girara a verme, pero no lo hizo.
¿Qué diablos le sucede? ¿Qué fue lo que hice para que ni siquiera me dedicara una mirada?
La clase pasó lenta para mí. El comportamiento de _______ me tenía más que confundido.
El timbré sonó y todos salimos. No dejé de seguir con la mirada a _______, hablaba efusivamente con mi prima. Me alejé de mis amigos y caminé hasta ellas dos.
—¿Qué hacen? —les pregunté.
—¿Sabes? Me llaman en la dirección, luego te sigo contando Tay —dijo sin mirarme.
Comenzó a caminar alejándose de nosotros.
—¿Me puedes decir que demonios le pasa? —le dije a mi prima.
—No lo se —dijo y quiso caminar para alejarse de mí, pero la detuve.
—Si lo sabes, y vas a decírmelo —le dije mirándola amenazadoramente.
—¿Sabes donde puedes meterte tu mirada asesina, verdad? —preguntó y empujó mi brazo para pasar.
—¡Ya vas a querer mi habitación! ¡Ya vas a llorar por ella! ¡Y yo no te la voy a dar! —le dije elevando mi voz, ya que se estaba alejando.
Giré para ir al jardín y fumar un cigarrillo, pero detuve mis pasos al verlo allí mirándome con una sonrisa cínica.
—Te soltaron, Pattinson —le dije.
—No podían tenerme ahí siempre, Bieber —dijo. Reí por lo bajo y lo miré con diversión.

lunes, 5 de diciembre de 2011

my sweet obsession 42

—No quiero que vengas por mí, solo te quiero en mi cama, en mis brazos, debajo de mí…
Sentí como alguien me quitaba el teléfono, me giré a verla.
—______ soy Susan, no se si te acuerdas de mí, pero Justin está aquí en el bar de siempre.
Miré como terminaba de hablar y colgaba el teléfono. Me miró fijo.
—¿Por qué me sacaste el teléfono? —le pregunté.
—Porque creo que ya te estabas pasando —me dijo.
—Tenía que decirle lo que pensaba —me defendí —Ahora dame un poco más de vodka.
—No —sentenció.
—¿Por qué?
—Porque ya viene por ti, y ya no te voy a dar de tomar…
—Bueno, como quieras. Déjame pagarte lo que consumí, ¿Cuánto es? —pregunté mientras medio confuso sacaba mi billetera.
—Tampoco —me dijo.
—¿Tampoco? ¿Por qué nadie hace lo que yo quiero?
—No voy a cobrarte, porque se que estas mal y has venido aquí con el fin de olvidar. Pero no has podido, así que… esto va por mi cuenta.
—Eres lo más cercano a una hermana mayor que he tenido en toda mi vida —dije melancólico.
—No te pongas sentimental conmigo, por favor —dijo divertida.
Asentí con la cabeza y escuchamos como la puerta del bar se abría. Me giré a ver y ella me miró fijo. Rápidamente se acercó a mí.
—¡No puedo creer que hayas llegado a estar así! – me retó nerviosa.
—Hola cariño —le dije divertido. Revoleó los ojos y miró a su Susan.
—Muchas gracias Susan —le dijo.
—No es nada linda, llévatelo y… cuídalo. Está un poco sensible —le dijo ella.
Sentí como una de sus manos rodeaba mi brazo, entonces la miré fijo. Me hizo poner de pie y cuando lo hice, sentí que iba a caerme de cara al suelo. Ella colocó mi brazo alrededor de su cuello y me sujetó por la cintura.
—______, ¿quieres que le diga a alguno de los muchachos que lo lleve hasta afuera? —le preguntó Susan.
—No Susan, así estamos bien. Muchas gracias —le dijo ella y comenzó a caminar —Por favor, has el esfuerzo de caminar y no quebrarme el cuerpo.
—Lo estoy haciendo —le dije. Salimos afuera del bar y el frío viento de la noche erizó mi piel. ¿En que momento se había hecho de noche? Divisé a Betty, y dirigí mis pasos para allí, pero ________ me empujaba hacia un auto. Su auto.
—No —dije y me solté de ella. Me tambaleé un poco, pero me pude mantener de pie —Yo tengo que irme en Betty.
—Estás completamente loco si piensas que te voy a dejar subirte a esa cosa en este estado.
—Betty no es una cosa.
—Lo que sea. Ahora mueve tu trasero al auto.
—¿Qué pasará con Betty? —dije mirando a mi moto.
—Susan la cuidara y mañana, mandaremos a Zachary y a Rich por ella ¿si? – me dijo. La miré fijo a los ojos por unos cuantos segundos.
—Te odio por ser así de hermosa ______ —le dije.
—Luego discutimos tu odio, ¿vamos? —preguntó. Asentí con la cabeza y caminé con cuidado hasta el lujoso auto. Ella me abrió la puerta y me senté pesadamente en el asiento de atrás, la cerró y entonces me acosté. Mi cabeza giraba, así que tenía que estar acostado. Ella se subió y comenzó a andar. Abrí un ojo y miré hacia su asiento. No podía ver su silueta, pues el asiento es más grande que ella, y ninguna parte de su cuerpo sobresale por algún costado.
Entonces me forcé a sentarme. Ella me miró a través del espejo retrovisor.
—¿Cuál es tu problema? ¿Qué necesidad tienes de terminar ebrio? – me preguntó.
—Mi problema eres tú, así que si alguien tiene la culpa de mi estado en este momento, esa eres tú —le dije.
El coche se detuvo en una banquina. La miré extrañado. Se giró a verme y se quitó el cinturón de seguridad. Sin ningún problema se pasó atrás. La miré más extrañado que antes.
—Así que, yo soy tu problema —me dijo.
—Si —dije asintiendo.
—Y para que todos tus problemas se fueran, yo tendría que acostarme contigo.
—Podría ser.
—Entonces lo haré.
—¿Qué?
—Eso, que me acostaré contigo, como tanto lo deseas.
Se inclinó hacia mí y tomó mis labios en un acalorado beso. Mis ojos estaban abiertos, por la sorpresa de su comportamiento, pero no tardaron en cerrarse y en responder a ella. Gruñí mientras sentía como se subía a horcajadas sobre mí, y su lengua bailaba caliente junto a la mía. Sus manos se enterraron en mis cabellos y con cada movimiento me acercaba más a ella.
—______—dije agitado cuando ella comenzó a mordisquear mi mandíbula y llegaba hasta mi oreja.
—¿Qué? —susurró y un escalofrío recorrió mi espalda.
—Estamos en un auto —le dije sobrexcitado. Ella se alejó un poco de mí y sin decir nada me quitó la camisa. Comenzó a besar mi cuello y comenzó a bajar su lengua por mi pecho.
—¿Y desde cuando te importa el lugar? —preguntó y volvió su boca a mis labios.
—No, no es que me importe, pero… al diablo —dije y la tomé de la nuca para acercarla más.
Con una mínima capacidad de movimiento, logré girar sobre ella y apresarla debajo de mí. La miré fijo a los ojos, respiraba agitada y el color de sus labios era de un rojo intenso por la presión de nuestras bocas.
—No te detengas, sigue —me habló.
Volví a capturar sus labios, y soltó un leve gemido que logro enloquecerme rápidamente. Bajé mis labios de los suyos, a su cuello.
Comencé a desabrochar los botones de su camisa, mientras
depositaba pequeños besos en lo que había visible de su piel. Una de sus manos bajo caliente por
mi espalda, quemándome por dentro.
Si, iba ser mía, ahora ella iba a ser solo mía…

viernes, 2 de diciembre de 2011

my sweet obssesion 41

Ella no ponía un límite para tomar. Ella te dejaba tomar hasta que se te diera la gana, y por ese motivo era el bar más visitado de todos. Sonando los huesos de mis manos me senté en la barra. Susan me miró algo sorprendida.
—Vaya, vaya —dijo y sonrió —Hace bastante que no te veía por estos lados, Justin ¿Qué te ha pasado?
—Sírveme un vaso de vodka —le dije. Ella asintió.
Puso el vaso frente a mí y lo llenó hasta el tope. Mi celular comenzó a sonar. Busqué en mi bolsillo y miré la pantalla. ' ______ llamando. '
Vacilé algunos segundos en contestar, pero fue más fuerte que yo y terminé por atender.
—Hola —dije apenas.
—¿Dónde estas? ¡Te necesito! —me dijo ella. Cerré los ojos con fuerza y maldije para mis adentros.
—Supongo que no te refieres a que me necesitas por que no puedes vivir sin mí, sino a que quieres que te haga algún mandado, ¿verdad? —le pregunté.
—Vas entendiendo como es esto —dijo contenta.
—Bueno, como sea. Le di la renuncia a tu madre…
—Pero…
—Que tengas buena tarde —colgué el teléfono y lo apagué.
No quiero volver a escuchar su voz en todo el día. Tomé el vaso que estaba frente a mí y me lo acabé de un solo trago.
—¿Mal de amores? —me preguntó Susan. La miré y le hice un gesto para que me volviera a servir. Volvió a llenar el vaso.
—¿Recuerdas a la chica que traje la última vez? La chica de ojos (tu color), sonrisa enloquecedora, y cuerpo de diosa, que tiene cara de niña de porcelana, pero en realidad es el diablo en persona —le dije. Ella sonrió.
—Si, si la recuerdo. _______, ¿así se llama?
—Exactamente —afirmé y tomé un trago de vodka.
—¿Qué pasa con ella?
—Esta volviéndome loco, completamente loco…
—¿Loco por que te persigue o loco por que no te da ni la hora?
—Ninguna de las dos.
—Entonces, ¿Cómo es la cosa?
Volví a tomar, hasta que el vaso quedó vacío. Sentí como el liquidó quemaba a su paso mi garganta, hasta llegar ardiendo a mi estomago.
—Ella quiere que seamos amigos…
Susan rió por lo bajo y sin que yo se lo dijera volvió a llenar el vaso.
—¿Qué tiene eso de malo?
—¡¿Cómo que tiene de malo?! —le pregunté elevando un poco mi voz —Yo no puedo ser amigo de una chica con la que tengo fantasías sexuales…
—Aaaah, por ahí viene el problema —dijo divertida —Tú quieres revolcarte con ella como un sexopata y ella solo esta dispuesta a darte su amistad.
—Si, así de simple y sencillo —dije con sarcasmo.
Tomé otra vez, pero esta vez no ardió tanto como la anterior.
—¿Tú ya le dijiste que quieres acostarte con ella? —me preguntó.
—Se lo dije, se lo insinué, casi se lo grafiqué… pero aun así no hay caso.
—Entonces no es que ella no quiere acostarse contigo porque no te tenga ganas o algo por el
estilo. Ella no quiere hacerlo contigo, porque tiene miedo —me dijo.
Fruncí el ceño y la miré extrañado.
—¿Miedo? Que yo sepa no es virgen…
—No tonto —dijo divertida —Tiene miedo de sentir algo más que placer después de estar
contigo —la miré más confundido que antes —¿La has besado?
—¿Qué si la he besado? Era uno de mis pasatiempos favoritos —dije exagerando un poco la cosa,
mientras volvía a tomar un poco más.
—¿Cómo reaccionaba ella cuando la besabas? —me preguntó.
omencé a dejar que mi cabeza pensara y recordara aquello. Siempre al principio se dejaba, pero
luego reaccionaba… y no de la mejor manera.
—Se dejaba un poco pero luego reaccionaba y… me abofeteó un par de veces —dije y coloqué mi
mano sobre mi mejilla, como si ______ me acabara de golpear.
—¿Lo ves? —dijo, mientras pasaba una rejilla sobre el mármol de la barra —A ella le da
miedo, pavor, horror, sentir algo por ti… es más que obvio.
—Entonces, ¿tú dices que está enamorada de mí? —le pregunté totalmente confundido.
—No digo enamorada —aclaró ella —Pero que le gustas… si le gustas. Una mujer que cuando la
besan al principio cede un poco… pero luego reacciona así, es porque ese hombre le gusta más de
lo que desea. Pero… ¿Y tú? —me dijo. La miré.
—¿Yo que?
—¿Qué te pasa cuando la besas? —preguntó.
—¿Cuándo la beso? Yo... bueno… cuando la beso, ya te dije, necesito tener una cama cerca
porque me enloquece —le dije.
—Entonces, si te enciende solo con un beso estás metido hasta la cabeza —dijo divertida.
—¿Metido? —dije confundido.
—Enganchado, atontado, enamorado… como sea —dijo ella.
—No, no, no —dije con tono divertido —Yo no estoy enamorado de _____. Yo estoy Obsesionado con
ella. Yo ya dije, que esto se me va a quitar cuando me acueste con ella…
—¿Y si no se te quita? ¿Qué pasa si después de acostarte con ella eso que llamas
‘obsesión’ no se te va? —me dijo.
La miré fijo por unos cuantos segundos.
Ella solo quería asustarme, incomodarme, o simplemente me estaba hablando muy enserio.
—Se me va a ir —aseguré.
Volví a tomar, y ya sentí un leve mareo que confundió mis pensamientos.
—Es una muchacha muy bonita, y parece tierna —dijo ella. Reí por lo bajo y terminé de tomar lo
que estaba en el vaso. El alcohol, ya se me había subido a la cabeza.
—Si, es tierna, es dulce, es inteligente, es hermosa… pero es diabólica, enredadora,
calculadora y es muy factible que logre volverte loco.
—Dime, ¿te preocupas por ella?
—¿Preocuparme? —pregunté y le hice un gesto para que volviera a llenar el vaso. Lo llenó de
nuevo, y yo volví a tomar un sorbo.
—Si, preocuparte, estar muy pendiente de ella. Como por ejemplo, saber quien le habla, quien la
mira, que hace, a donde va, con quien va, su salud, su bienestar…
—Puede ser —dije y apoyé el vaso en la barra —Si tal vez… he estado bastante pendiente de
ella…
—Si, se notó aquella noche, en la que te la llevaste de aquí para que nadie más que tú pidiera
mirarla o si quiera pensar en fantasear con ella —me dijo con media sonrisa en los labios.
—¡Ya deja de insinuar que estoy enamorado de ella! —le advertí.
Susan rió divertida.
—Me parece que voy a llamar a Zachary para que venga por ti, ya estas ebrio —me dijo con una
leve sonrisa.
—¡No, no necesito de nadie! —le dije enojado —Estoy bien, puedo irme solo.
—No puedes irte solo, y lo sabes —me dijo y me quitó el vaso —Ya no tomaras más…
—¿Qué pasa contigo? —le pregunté molesto —¿Desde cuando pones limites para tomar?
—Desde hoy y más con un muchacho. Aun eres un bebe como para tomar hasta no recordar tu nombre
—me dijo.
—Pues ¿no te parece que eso lo decido yo? —dije y quise tomar el vaso, pero ella lo alejó más
de mí.
—No, ya no vas a tomar —sentenció y escondió el vaso debajo de la barra.
—Susan… necesito olvidarme… de —dejé de hablar y la miré. Ella sonrió.
—Necesitas olvidarte de ______ —terminó la frase —Pero no te la vas a sacar de la cabeza con
alcohol, es más quizás el alcohol te lleve a hacer cosas que en realidad no quieres hacer…
—Solo quiero una noche con ella —hablé con la voz acortada. Ya comenzaba a salir mi parte
sentimental —¿Es mucho pedir un poco de ella?
—Quizás no necesites solo un poco de ella —me dijo, la miré fijo y fruncí el ceño
amargamente.
—Voy a llamarla —le dije y saqué mi celular.
Lo prendí y comencé a buscar su número.
—Justin, no creo que sea buena idea que la llames en estas condiciones —dijo e intentó quitarme
el teléfono, pero no la dejé.
Lo puse en mi oreja y esperé a que ella me contestara.

—¿Se puede saber en donde estas? —me preguntó al atender. Su voz pareció enviar una oleada de

calor a mi cuerpo —Todo el mundo esta buscándote.
—¿Por qué no quieres darme una noche? —le pregunté con voz ronca, mi garganta estaba seca por
culpa de alcohol.
—¿Qué? —musitó atónita.
—¿Por qué no me quieres dejar entrar en ti solo una noche? ¿Acaso es demasiado pedirte un poco
de placer?
—Justin, ¿estas ebrio?
—¿Qué importa eso? Quiero que me contestes, ¿Por qué? ¿Por qué no me dejas tocarte y besarte
hasta que amanezca?
—¿Dónde estás? —volvió a preguntar.
—¿Por qué me rechazas?
—Por favor Justin, préstame un poco de atención y deja de decir tonterías…
—¡No son tonterías! —le dije exasperado —Te necesito. Te deseo de una manera inhumana, de
una manera apabullante, de una manera inusual… te deseo ______, no sabes cuanto.
—Déjame ir por ti… dime donde estás —pidió en un susurro. Cerré los ojos y respiré
profundamente.
—No quiero que vengas por mí, solo te quiero en mi cama, en mis brazos, debajo de mí…

Hahahaha buuh te arruinaron tu platica con ______ , la llamaste para descargar tu sexopata

conciencia... vaya Biebersito quien diria que te ibas a poner de rogon hasta me diste penita vale e.e Pero tranquilo mi Sexopata bello que falta menos de lo que te imaginas (;

Chicas les dejare un pequeño adelanto espero que les guste y porfa COMENTEN, mientras mas comentarios haya mas maraton hare :)