viernes, 25 de noviembre de 2011

my sweet obsession 40

Llegué a las oficinas y subí realmente entusiasmado. Quería verla y que ella viera lo bien que yo
estaba, aunque eso no sea del todo cierto. Llegué al piso y me bajé, caminé hasta el salón de
siempre, pero mis pasos se detuvieron al verla allí hablando con un chico. Ambos reían divertidos.
Lo miré bien. Aquel chico… se veía bastante rarito.
Vestía un pantalón color beige, una camisa blanca y un pañuelo color dorado colgaba alrededor de su cuello. Su pelo estaba bien peinado y juro que tenía mejor cutis que todas las modelos que allí estaban. Lo escuché reírse al igual que _______.
—¡No puedo creer que le hicieras eso al pobre de Robert! —dijo entre risas y golpeando levemente el brazo de ________.
—¿Lo conoces? —me preguntó Gina acercándose.
—¿Es Matt? —le pregunté sin dejar de mirarlos.
—Aja, él es el famoso Matt. Estudió con ______ fotografía, y desde entonces son muy buenos amigos. Como te habrás dado cuenta Matt… es más una amiga que un amigo.
—Si, si —dije asintiendo y la miré. Le sonreí abiertamente – Me he dado cuenta, ¿Necesitas que empiece a hacer algo?
—¿Puedes ir a buscar a la oficina de al lado el historial de las modelos? —me preguntó.
—Claro que si jefa —dije con mi mejor sonrisa y salí de allí.
¡Ja! No puedo creerlo, el famoso Matt, batea para el otro equipo. Tuve que haberlo previsto, era obvio, ella solo quería darme celos. Cosa que no ha funcionado…
Bueno tal vez un poco… pero nada fuera de lo normal. Escuché que alguien entraba y me giré a ver. Era ella. No dijo nada y se dedicó a acercarse a una de las mesas. Sonreí por lo bajo.
—¿Así que ese es Matt? —le pregunté. No me respondió —¿Tu amiguito es gay?
—¿Hablas de Matt? —dijo sin mirarme.
—¿Acaso hay otro? —dije apoyándome contra la mesa.
—No —dijo sin dejar de buscar. Hasta que me miró. Sentí un pequeño escalofrío —¿Cuál es el problema?
—Que tu intento de darme celos, no funcionó —le dije. Ella comenzó a reír. La miré divertido, nunca la había visto reír de esa forma.
—¿Mi intento de darte celos? —dijo divertida —¿De que hablas? Yo nunca quise darte celos.
—¿A no? ¿Entonces porque no me dijiste desde un principio quien era? —pregunté.
—Yo te dije claramente que era un viejo amigo, allá tú con lo que pensaste. Además, ¿Qué te crees? ¿El centro del universo? Mi vida no gira en torno a ti, Justin.

¡Pero mi vida si gira en torno a ti en este momento, maldita sea!

La miré fijo y sonreí levemente. Me alejé de la mesa y me acerqué un poco a ella.

—Pues, has un esfuerzo para que no se note que te mueres por mi, se te ve feo —le dije.

Negó con la cabeza y suspiró.
—Eres intratable… ahora sal de mi camino que Matt me está esperando para hacer unas fotos.
Quiso salir, pero me puse en su camino. Me miró fijo a los ojos.
—¿No me extrañas ni un poquito? —le pregunté.

Sus ojos se desviaron de los míos hacia otro lado.


—No, para nada —contestó rápidamente —¿Sabes? Hasta he estado mejor. Tenías razón con lo del otro día. Yo te hacía más mal que bien, al igual que tú a mí. Así que alejados estamos perfectamente bien… ¿no lo crees?


La miré fijo a los ojos, buscando alguna respuesta a esto que me esta pasando.

¿Qué diablos es? Una maldita obsesión que no va a dejarme en paz, hasta que la haga mía. Solo necesito eso para poder ser como antes.

—No, no estoy de acuerdo —le dije y salí de allí antes de hacer una locura.


Me acerqué al lugar en donde había dejado mis cosas y las tomé. Busqué a Gina con la mirada y despacio me acerqué a ella.

—Gina, necesito hablar contigo —le dije. Ella me miró.
—Luego continuamos muchachas —les dijo a las modelos que me echaron una devoradora mirada, como si yo fuera algo de comida. Aunque si lo soy, en este momento me siento como un yogurt caducado —¿Qué sucede pequeño?
—Gin, renuncio —solté lo que tenía pensado sin ninguna traba. Sus ojos se abrieron bien.
—¿Qué? Pero, ¿Por qué? ¡No puedes renunciar! ¡Eres el mejor ayudante que he tenido en años, Justin! —me dijo
—Lo se, lo se, no hay nadie como yo. Pero es lo mejor para mí, antes de que tu hija me vuelva completamente loco.
—¿Quieres que la amenaze un poco? —preguntó.
—No, no. Eso no cambiaria mi problema —dije. Me acerqué a ella y besé su mejilla —Eres la mejor jefa que un chico como yo podía tener…
Sus ojos se humedecieron y me miró con tristeza.
—Y tú eres el mejor ayudante del mundo —me dijo y acaricio mi mejilla maternalmente.
¿Hace cuanto que no recibo una caricia así? Tal vez de mi nana, pero no se siente parecido a la caricia de una madre. Eso debe sentir ______ cada vez que su madre la acaricia o la mima.
—Adiós Gin —dije por lo bajo.
—Toma —sacó de su bolsillo un sobre con dinero —Esto es tu sueldo del mes…
—No, no lo quiero…
—¿Cómo que no Justin? Por favor, déjame pagarte…
—No podría cobrarle al mejor trabajo de mi vida.
—Por favor, por lo menos dame ese gusto. Ya que no te quedas, déjame pagarte el mes.
—Pero aun no termina el mes…
—Tómalo, y no acepto un no —sentenció. Suspiré y tomé el sobre. Ella se acercó a mí y me abrazó —¿Vendrás a visitarme?
—Cada vez que pueda —le dije.
Se alejó y sonrió.
—Ya puedes irte.
Sonreí y me di vuelta para irme a quien sabe donde a despejar un poco mi cabeza y mis problema. Mejor dicho mi problema el cual tiene nombre y apellido, _______ Brooks.
Salí de las oficinas sobre Betty y comencé andar sin rumbo alguno. Hasta que sin darme cuenta estacioné frente al bar de Susan.
La última vez que vine aquí fue cuando esa… esa condenada se me puso a bailar sensualmente y provocar a todos los borrachos del lugar. Me bajé de la moto y caminando despacio entré.
Para la temprana hora que era, el lugar ya estaba infestado. Este era un lugar perfecto para desahogar culpas, dolores y problemas. Y no había nadie mejor que Susan para hablarlo. Ella no ponía un límite para tomar. Ella te dejaba tomar hasta que se te diera la gana, y por ese motivo era el bar más visitado de todos. Sonando los huesos de mis manos me senté en la barra.

my sweet obsession 39

—No es la primera vez que te beso…
—Lo se, pero fue la última —sentenció. Entonces sentí una presión en mi pecho —Querías
una respuesta directa, entonces la tendrás. ¡No! ¡No tienes ninguna posibilidad!
—¿Así lo quieres? —le dije un poco molesto.
—¡Si, así lo quiero! ¡Ya no me mires, ya no me hables! ¡Has de cuenta que no me conoces! Y
quédate tranquilo, no me veras en tu casa. Le diré a tu prima que ahora nos juntaremos en la mía
o en la de Emma…
—Pues aun así no vas a deshacerte de mí —le comenté.
—Si lo dices por lo de la oficina de mi mamá, quédate tranquilo, haré como si no estuvieras.
Pero esto se terminó, y espero que ahora si haya quedado bien claro.
Comenzó a caminar, dejándome con toda la bronca del mundo.
—¡Ya volverás arrastrándote a mí! —le dije fuerte ya que se alejaba más.
—¡Eso lo veremos! —me contestó.
—¡Loca!
—¡Imbécil!
Me quedé ahí quieto, mirando como desaparecía. ¡Al demonio! ¿Quién la necesita?
¡Yo soy el que tuvo que haber dicho esas cosas, cuando me cansara de ella!
Luego del juicio volví a mi casa con mi prima y mis amigos. Taylor se preparó para ir a la casa de _____, en donde me dijo que desde ahora en más se iban a juntar por mi culpa…
Pues eso es mejor para mi, ya no tendré que llegar a mi casa y verla… infestada de chicas.
Richard y Zachary se sentaron al mismo tiempo en el sillón.
—¿Y que pasó con ______? —me preguntó Richard.
Solté un agobiado suspiró y me senté frente a ellos después de pasarles su plato de comida. Habíamos pedidos unas pizzas.
—Es una loca —dije irritado.
—Pero bien que esa loca te salvó el pellejo, ¿vieron la actuación que hizo? —habló Zachary.
—Fue increíble, te aseguro que casi me hace llorar —agregó Rich.
—Ya dejen de hablar de ella —sentencié.
—¿Qué sucede? ¿Estás sensible hoy? —preguntó con burla Wilson.
—No me busques… porque vas a encontrarme —le advertí.
—No creo que quieras otro día en la cárcel ¿o si? —dijo Heaty.
Gruñí por lo bajo y tomé un poco de mi lata de cerveza antes de darle un mordisco a mi porción de pizza.
Sus palabras aun sonaban en mi cabeza.
'Querías una respuesta directa, entonces la tendrás. ¡No! ¡No tienes ninguna posibilidad!'
¡Maldita y mil veces maldita seas _______!
Luego de terminar de comer, ordenamos todo y nos acomodamos para dormir. Hoy, ellos se quedarían a dormir aquí. Me acosté en el colchón y miré fijo al techo. _______ a no salía de mi cabeza, ________ me atormentaba y no me dejaba pensar en otra cosa que no fuera ella.
Levanté la cabeza para mirar a mis amigos y ambos ya estaban dormidos. Sin hacer ruido, me puse de pie, tomé el teléfono y salí al balcón. Cerré la puerta, para que no escucharan y caminé hasta el fondo. Me recargué sobre la baranda y comencé a marcar el número de su casa. Comenzó a sonar, pero nadie contestaba. Corté y volví a marcar. Sonó una vez… sonó otra.
—¿Hola? —escuché su dormida voz. No dije nada, solo guardé silencio —¿Hola? Holaaaa, ¿Hola, hay alguien? —preguntó elevando un poco más su voz —¿Matt? ¿Eres tú?
—¿Quién es Matt? —la pregunta salió impulsivamente de mí.
—¿Bieber? ¿Eres tú? —dijo con sorpresa.
—Te hice una pregunta directa, espero una respuesta directa —le dije.
—¿Acaso no has visto que hora es? —preguntó nerviosa.
—¿Quién diablos es Matt? —dije elevando más mi voz.
Guardó silencio por varios segundos. Solo se escuchaba su leve respiración, y por un momento deseé poder escuchar esa respiración pero cara a cara. Poder escuchar esa respiración cerca de mi oído…
—Si te contesto, ¿me dejaras en paz? —dijo con voz calma.
—Contéstame de una vez —sentencié.
—Un viejo amigo…
—¿Qué clase de amigo? —pregunté al instante.
—¿Acaso esto es un interrogatorio judicial? Que yo sepa el que estuvo preso fuiste tú, yo no le debo nada a nadie. Así que mejor deja de molestar y déjame dormir, ¡de una vez! —me dijo.
—¡Ahora tú vas a escucharme…! —escuché el interminable sonido del fin de la llamada.
Me había cortado. Con cuidado alejé el teléfono de mi oreja. No, ella no pudo haberme cortado el teléfono de esa forma. Respiré profundamente antes de enloquecer.
—LOCO, QUIERES VOLVERME LOCO —le grité al teléfono como si de verdad ella iba a escucharme.
Al día siguiente me negué rotundamente al ir a la Universidad, hasta que Zachary me amenazó con hacer explotar a Betty, si no me movía de donde estaba. Entonces accedí a regañadientes. Desayunamos algo rápido y partimos para allí. Antes de llegar Richard, se desvió del camino, diciendo que tenía que ir a buscar unas cosas. 'Hoy me animaré al fin'
Eso fue lo último que nos dijo antes de doblar una calle antes de la calle que nos llevaba a la Universidad.
Zachary y yo nos miramos un poco extrañados, y decidimos dejarlo pasar. Llegamos y la gente, ya comenzaba a entrar apresurada. Estábamos por llegar tarde, una vez más. Pero eso no me importaba en lo más mínimo.
Mi amigo y yo divisamos un elegante auto, y era nada más, y nada menos que el auto de ______. Ella se bajó y luego se bajaron mi prima y Emma. Las tres reían divertidas. Taylor fijó su mirada hacia nosotros y dijo algo. Al instante las otras dos se giraron a vernos.
La mirada divertida de _______, se esfumó al posarse sobre mí. Revoleó los ojos y suspiró levemente. Comenzaron a acercarse a nosotros.
—Buen día —saludó Taylor alegre.
—Hola —dijo con tono bobo Zachary.
Mi rubia prima rió divertida y negó con la cabeza.
—Buenos días —dijo por lo bajo Emma.
—Buen día Emma —le respondí.
—Hola Zachary, ¿Cómo estas? —le preguntó _______.
Zac frunció el ceño y me miró a mí.
—Mmm, muy bien _______ ¿Y tú? —le dijo él.
—Mejor que nunca —aseguró.
—¿Acaso has perdido la falta de modales? —le dije.
Ella bostezó y luego miró su reloj. Miró a sus amigas.
—Chicas, creo que ya debemos entrar, se nos hará tarde —dijo y volvió su vista a Zachary
—¿Dónde está Richard?
—No lo se, dijo que iba a hacer una cosa —contestó mi amigo.
Le iba a decir algo, hasta que sentimos como alguien llegaba. Nos giramos a verlo y era Richard. Se
bajó rápidamente de su moto y agitado se acercó corriendo hacia donde estábamos nosotros. Lo
miramos extrañado, pues traía consigo un gran ramo de flores.
Los verdes ojos de Emma se abrieron bien al verlo. Agitado el afro se acercó hasta ella.
—Emma —dijo respirando trabajosamente —Se que piensas que soy un… idiota, y puede ser que
tengas toda la razón del mundo. Pero… pero te juro que ya no me siento tan así. Siento que…
que puedo cambiar cada vez que veo. Porque eres eso que yo necesito para ser una mejor persona, eso
para ser un hombre de bien…
—Aaaaaw, ¿escuchas lo que le esta diciendo? —preguntó enternecida Taylor.
Volví mi vista hacia mi afro amigo. ¿Qué era lo que estaba haciendo? ¿Acaso se había vuelto
completamente loco?
—Se que no tuvimos un buen comienzo, y tampoco un buen encuentro y bueno casi nada. Pero quiero
demostrarte que puedo ser otro de ese que te imaginas, ¿Me dejas? —le preguntó y le tendió el
ramo de flores.
La pequeña chica de anteojitos tomó atónita las flores.
Yo creo que no podía creer todo lo que Richard le acaba de decir. Todos esperamos ansiosos a que le
dijera algo.
—Vamos Emma, dile algo —le susurró ______.
—Mmm, yo… —habló algo nerviosa —Yo… yo también creo que podrías cambiar.
Richard sonrió contento y se acercó a abrazarla. Taylor nos hizo un gesto para que con mucha
discreción comenzáramos a salir de allí. Cuando estuvimos lo suficientemente alejados. Las dos
chicas comenzaron a saltar y a reír divertidas. Zachary y yo las miramos extrañados.
—Es un amor —dijo ______.
—¿Quién se hubiese imaginado que Corbin diría unas cosas tan lindas? —preguntó Tay.
—Fue demasiado tierno…
—¿Tú crees que Matt hará lo mismo? —le dijo. Entonces me concentré en prestar más atención
a lo que decían. _______ dirigió una leve mirada sobre mí.
—No lo se, solo me dijo que iba a llamarme. Aun estoy esperando que lo haga —le contestó.
Sentí un gran nudo en mi garganta. Quería golpear a alguien, especialmente a alguien llamado Matt.
Un celular comenzó a sonar, las dos se miraron sorprendidas. _______ lo sacó de su bolso y le
mostró la pantalla a Taylor.
—¡Es él, es él! —dijo entusiasmada mi prima —¡Atiéndelo, atiéndelo!
—¿Tú dices? —preguntó dudosa.
¡No lo atiendas! ¡Cuélgale! ¡Ódialo! ¡Aborrécelo! Tanto como a mí.
—¡Vamos tonta, contesta! —le exigió mi adorada y tierna prima.
—Hola Matt —dijo cuando atendió. Miró fijo a mi prima y sonrió divertida —Claro que estaba
esperando a que me llamaras…
Ambas comenzaron a caminar para alejarse de nosotros. Zachary se giró a verme.
—Creo amigo, que deberías de decirle a tu cara que es hora de sonreírle un poco a la vida —me
dijo apoyando una mano sobre mi hombro.
El viernes se me pasó lento y frustrado. Esa noche tenía pensado salir con una chica que estaba un
año más alto que yo. Pero juro que no tenía cabeza, ni ganas. Por lo que tuve que suspender, una
vez más, una salida. ¿Cuántas ya van que he rechazado? ¿Cuatro? ¿Cinco?
¡Diablos, jamás había tenido un prontuario de chicas rechazadas!
Todo lo malo que me pasa es culpa de aquella condenada, de aquella loca que, maldita sea la hora
posé mis ojos en ella. Aquella loca que quiere volverme loco. Pero no va a conseguirlo. Primero soy
yo, segundo soy yo y tercero soy yo. Así es mi vida, al que le gusta bien, y al que no también.
El sábado me desperté más temprano de lo normal. Hoy tenía que ir a trabajar a lo de Gina. Que
mejor momento para acercarme a ella y seducirla, hacerle saber que no estoy celoso como ella
seguramente debe pensar.
Llegué a las oficinas y subí realmente entusiasmado. Quería verla y que ella viera lo bien que yo
estaba, aunque eso no sea del todo cierto. Llegué al piso y me bajé, caminé hasta el salón de
siempre, pero mis pasos se detuvieron al verla allí hablando con un chico. Ambos reían divertidos.

domingo, 13 de noviembre de 2011

my sweet obsession 38

Lo miré con toda la furia que podía tener. Maldito infeliz, juro que me las va a pagar de la manera más dolorosa.
—No más preguntas —dijo su abogado.
—¿Usted tiene preguntas señor Black? —le preguntó a mi abogado.
—Si, si las tengo —dijo y se puso de pie. Caminó hasta donde estaba Pattinson —Señor Pattinson, ¿Por qué cree que el señor Bieber lo atacó? —le preguntó.
—Mmm, porque es un lunático —dijo él.
—Aja, según se el señor Bieber tiene un excelente historial psicológico. No tiene ningún problema mental —dijo y giró para mirar a los miembros del jurado —Entonces queridos miembros del jurado, ¿ustedes creen que pudo golpearlo porque si? Algún motivo tuvo que tener, ¿Cuál fue el motivo señor Pattinson? —Pattinson guardó silencio y compartió una nerviosa mirada con su abogado —No más preguntas al señor.
—Puede retirarse Pattinson —le dijo el juez —Señor Black, ¿tiene alguien para interrogar?
—Si —dijo él. Se giró a vernos —Llamo al estrado a la señorita ______ Brooks.
Todo el mundo se giró a verla. Con cuidado ella se puso de pie y caminó de la misma forma hasta el lugar en donde antes estaba Pattinson. El mismo hombre del libro se acercó a ella.
—Jura decir la verdad, y nada más que la verdad —le dijo.
Ella apoyó la mano derecha sobre el libro.
—Lo juro —dijo. Harry se acercó hasta ella.
—Bien señorita Brooks, ¿Usted conoce al señor Pattinson? —le preguntó.
—Si —dijo ella asintiendo.
—¿Podría decirnos hace cuanto?
—Conozco a Robert desde hace ya dos años, lo conocí en unas vacaciones que hice con mi padre.
—¿Podría decirnos como es él?
—Robert es un chico dulce, cuando quiere. Atento y respetuoso —habló ella. ¿Acaso eso iba a ayudarme a salir? —Pero tiene un serio problema, es demasiado celoso…
—¿Celoso? —dijo mi abogado y sonrió —¿Podría decirnos un poco más de eso?
—¡Objeción! ¿Qué tiene que ver la vida personal del señor Pattinson con esto? —dijo su abogado.
—No da lugar —dijo el juez y miró a Harry —Prosiga.
—Robert y yo comenzamos una relación amorosa algunos meses después de conocernos, antes de eso todo era perfecto, hasta que comenzaron a aparecer los celos. Pero no eran celos normales, eran celos posesivos y hasta irracionales. Aguante esa situación, porque de verdad lo quería, y quería intentar algo con él. Hasta que hace unos meses decidí terminar con la relación, sus celos me estresaban…
—Entonces ¿usted nos está diciendo que el señor Pattinson sufre un grave problema de celos?
—Si —dijo ella asintiendo.
—¿Usted conoce al señor Bieber? —le preguntó. Ella posó su mirada en mí. Y había algo en su mirada que no había visto antes.
—Si —contestó.
—¿Puede contarnos sobre eso?
—A Justin lo conozco hace un mes. Él y yo vamos a la misma Universidad, al igual que Robert.
—Aja, ¿usted podría decirme algunas cosas sobre el señor Bieber?
—Él es caballero y respetuoso. Siempre se muestra generoso con la gente que quiere y siempre encuentra la manera de hacerte reír.
—¿Señorita Brooks, tiene usted algo con el señor Bieber? —le preguntó.
Ella volvió su vista a mí y yo la miré fijo.
—Si —dijo ella.
Entonces sentí que mi corazón se aceleraba. Ella iba a mentir para sacarme de aquí.
—¿Hace cuanto?
—Hace dos semanas.
Harry se giró a ver a los miembros del jurado.
—Una joven pareja, que acaba de empezar ¿no les parece tierno? —preguntó. Todos rieron por lo bajo. Se acercó de nuevo a _______ —¿Cree usted que eso tiene que ver con lo que pasó ayer con el señor Pattinson?
—Estoy completamente segura de ello —dijo ella.
—¡Maldita seas ______! —rugió Pattinson.
—¡Vuélvele a levantar la voz imbécil y te arrepentirás! —le advertí.
—¡Orden, orden! —dijo el juez elevando la voz, haciendo que todos se callaran —Prosiga señorita.
—Justin jamás actuaría sin provocación. No lo conozco hace mucho, pero si lo suficiente. Siempre esta tranquilo, y pasivo. Le gusta compartir tardes con sus amigos, y no es celoso… bueno quizás un poco, pero normal. Estoy segura de que Robert se enteró y que fue a buscarlo —dijo y su voz comenzó a sonar temblorosa. Todos la miramos bien.
—Es hora de la actuación —me susurró Taylor.
—Lo único que yo quiero es que él salga. Ustedes no tienen ni idea de lo terrible que fue ayer para mi enterarme de que él estaba aquí —dijo y soltó algunas lágrimas —Yo lo quiero, y él no es un mal chico. Yo se que también me quiere…
—Tranquila señorita Brooks —le dijo Harry y le cedió un pañuelo.
Ella sonó su nariz y soltó un nuevo sollozo. Giré mi vista al jurado y todas las mujeres que estaban allí miraban con ternura a _______.
—¿Acaso no puedes dejarme en paz Robert? —le preguntó a Pattinson —¿No te cansas de querer volverme loca?
—¡Eres una cualquiera! —le gritó él.
—¡No te voy a permitir que le hables así a mi terroncito de azúcar! —le grité poniéndome de pie.
—¡Ya cállense señores o los encerrare a los dos! —gritó el juez.
Todo el mundo volvió a guardar silencio.
—Lo único que pido es que piensen bien antes de encerrarlo. Yo se que él hizo unas cuantas cosas
malas en el pasado, pero me dijo que estaba dispuesto a cambiar…
—Si, por ti si cariño —dije en voz alta. Todos me miraron.
—No tengo más preguntas señor juez —dijo Harry.
—Señor Lax, ¿tiene preguntas para la señorita Brooks? —preguntó el juez al abogado de
Pattinson.
—No, no señor —contestó él.
—Puede volver a su lugar señorita Brooks —le dijo el juez.
—Gracias —susurró ella.
Se puso de pie y comenzó a caminar. Entonces me paré y me acerqué rápidamente a ella.
—Señor Bieber, siéntese —me dijo el juez. No le presté atención y la miré fijo a los ojos.
—Tengo besarte para que esto sea más real —le susurré.
—No —dijo ella por lo bajo.
—Si —dije y me incliné hacia su rostro.
Capturé sus labios de manera suave, cerrando al instante mis ojos. Todo lo que estaba a nuestro
alrededor pasó a un segundo plano. Solo estaba ella frente a mí. Ella y esta maldita sensación
que me trae loco. Sus labios se dejaron mover suaves junto a los míos.
—¡Jovencitos! —elevó la voz el juez. ______ se alejó rápidamente de mí.
—Lo siento —se disculpó ella.
—Usted no tiene ni idea de lo feo que es pasar una noche alejado de esos labios —le dije.
—Vuelva a su asiento, señor Bieber —me dijo. Asentí y volví a sentarme.
Giré mi cabeza para ver a _____, ella me miró y negó con la cabeza para luego mirar al frente.
Creo que no debí hacer eso, pero fue más fuerte que yo.
Uno de los miembros del jurado se levantó y le entregó un papel al juez. Este lo leyó y nos miró
a todos.
—Ya tenemos la sentencia —dijo el juez. Respiré profundamente. Y me imaginé lo que iba a ser
pasar unos 2 o 3 años aquí dentro. Cerré los ojos y esperé a escuchar —La corte a decidido
absolver al señor Justin Bieber, bajo la fianza de unos dos mil dólares.
El aire que estaba aguantando en mis pulmones salió rápidamente. Miré a Harry y él sonrió.
Escuché a lo lejos un festejo de risas. Giré y eran Richard y Zachary.
—¡Maldición! —rugió Pattinson —¡Son todos unos incompetentes! ¡No saben nada!
—Señor Pattinson, ¡Cálmese! —le dijo el juez.
—¡Y usted más que ningún otro, señor juez! —le gritó.
—¡No voy a tolerar la falta de respeto a mi autoridad! —le dijo él —¡Enciérrenlo para que
aprenda a respetar a la ley!
Vimos como los guardias lo llevaban, para adentro. Taylor se acercó a mí y me abrazó. Pude
responderle el gesto.
—Te juro que estaba muy preocupada primito —me dijo. Me alejé de ella y le sonreí.
—Lo se, tonta —le dije divertido.
—Pensé que ibas a quedarte en ese horrible lugar.
—Pero como ves, no fue así.
—Bueno, ya damos por terminado esto —habló el juez —Señor Bieber, puede irse… pero la
próxima vez no habrá perdón.
—Lo entiendo —le contesté —¿Qué harán con Pattinson?
—Lo dejaré una noche para que aprenda a comportarse —me contestó.
—¿No podrían ser dos? —pedí.
—Lo siento, pero no —me dijo.
Asentí divertido. El honorable juez se puso de pie y se fue de allí. Los miembros del jurado
comenzaron a hacer lo mismo. Mis amigos se acercaron a mí. Richard me abrazó con fuerza, como si
hace mucho no lo hiciera.
—Pensamos que te pudrirías adentro —dijo contentó el afro.
—Si, hasta estábamos haciendo turnos para quien te traía los cigarrillos —dijo Zachary.
—Gracias a dios no fue así —dijo Tay contenta y me volvió a abrazar.
—Todo salió mejor de lo que esperé —habló Harry —Y todo gracias a la señorita Brooks.
Me giré a buscarla y ya no estaba.
—¿Dónde esta? —pregunté.
—Creo que se fue —dijo Taylor apuntando a la puerta que se acababa de cerrar.
—¿Cómo que se fue? —dije confundido.
Entonces puse mis piernas a correr para encontrarla. Salí y la divisé caminando.
—¡______! —la llamé. Ella comenzó a caminar más rápido, entonces comencé a correr de nuevo
hasta que logré alcanzarla. La tomé del brazo y la detuve.
—¿Qué quieres? —me preguntó nerviosa.
—¿Qué pasa? —le pregunté.
—¿Qué pasa? ¡Pasa que trato de ayudarte y tú tu aprovechas! —me dijo enojada.
—¿Lo dices por el beso? —dije algo confundido.
—Dime, ¿Qué necesidad tenías? Bastante ya hice poniéndome en contra de Robert, no debiste
hacer eso…
—Lo siento, lo siento —me disculpe.
—¿De verdad lo sientes? —preguntó con ese tono firme y enojado aun.
—Realmente… no —contesté.
—¡Lo ves! Eres… eres un cínico.
—Espera un segundo…
—Ya no te quiero cerca —dijo apretando los dientes —¡Ni como amigo, ni como nada!
—Pero ______…
—¡Pero ______, nada! ¡Me cansé Justin, realmente me cansé! ¡Me cansé de tu inmadures, de tu
cinismo, de la falta de consideración!
—No es la primera vez que te beso…
—Lo se, pero fue la última —sentenció. Entonces sentí una presión en mi pecho —Querías
una respuesta directa, entonces la tendrás. ¡No! ¡No tienes ninguna posibilidad!



maraton sorpresa
genial disfrunten estos
3 capitulos comenten :)

my sweet obsession 37

—¿Que haces? —preguntó nerviosa.
—Shh —le dije y despacio la acerqué más al pequeño espacio que había entre los barrotes.
Acaricié su mejilla —Déjame besarte —le rogué en un susurro.
—No —negó efusivamente mientras ponía las manos sobre las mías e intentaba alejarse.
—Por favor _______, déjame hacerlo, te lo estoy rogando. Además es mi manera de pagarte lo que
estas haciendo por mí —dije mientras mi mirada estaba clavaba en sus ojos.
—Yo no quiero nada de ti —aseguró.
—_______, ¿Por qué me haces esto?
—Yo no te hago nada Bieber, tú eres el que hace mal las cosas —dijo.
—Por favor, déjame hacerlo. Lo necesito —le pedí. Ella volvió a negar pero no se alejó, sus
manos apretaron un poco más mías que estaban sujetando su bello rostro —Cierra los ojos...
—No… tú cierra los ojos —dijo ella.
—Siempre lo hago cuando te beso —le confesé.
Sonreí levemente, para luego acercarme más al tiempo que mis ojos se cerraban. No iba a ser
violento, ni pasional en este beso... quería ser ¿tierno? Rocé sus suaves labios con cuidado,
separándolos un poco.
—Creo que ayer fuiste muy claro cuando me dijiste que yo te hacia más mal que bien. Bueno, lo
entendí, me quedó claro. Yo quise establecer una relación amistosa, pero al parecer eso no cuadra
contigo. Y bueno así lo quieres así será —se alejó de mi agarre. La miré algo sorprendido
—Tú ahí y yo aquí…
—_______…
—Ya me cansé de intentarlo Justin, eres… tan cínico, no lo comprendes. Yo no soy como Amanda
Bynes, y además pienso que acostarse con alguien que apenas conoces es… aborrecible.
—¿Y si me conocieras más? —le pregunté.
—Tampoco —me dijo.
Suspiré levemente.
—Entonces, ¿así son las cosas? —dije.
—¿Qué te parece si lo discutimos cuando salgas? —preguntó.
—¿Por qué no ahora?
—Porque no se me da la gana, y no puedes hacer nada al respecto. Estas encerrado.
Me guiñó un ojo y comenzó a caminar para alejarse.
—LOCO ¿SABES? QUIERES VOLVERME LOCO —le grité bien fuerte para que me escuchara.
Suspiré y me acosté en aquella pequeña cama. Escuché que alguien corría hacia mi celda.
Levanté la cabeza y la miré.
—Lo siento, se me olvidó —dijo. Una caja cayó sobre mi cuerpo. La tomé y eran cigarrillos.
Volví mi vista a ella. Sonrió levemente —Solo fuma, si ya has desayunado… Ahora si, adiós
—se despidió y se fue.
Me senté en la cama y miré la caja entre mis manos.
No la comprendo, ¡Me es imposible! Si ella solo fuera un poco más clara conmigo, yo no estaría
tan confundido.
Las horas comenzaron a pasar, hasta que uno de los guardias entró y me dio un traje que me había
mandado mi prima.
Faltaba media hora para que el juicio comenzara. Me cambie y me senté a esperar a que vinieran por
mí.
—Vamos Bieber, ya es hora —me habló el sargento.
Me puse de pie y abrieron la celda.
—¿Cree que salga sargento? —le pregunté.
Él sonrió por lo bajo y me hizo caminar un poco para entrar a una oficina.
—Pues la veo un poco difícil hijo, pero no imposible.
—Cualquier cosa, si llego a quedarme… le aseguró que vamos a llevarnos bien —dije algo
divertido.
—Ya lo creo Bieber, ya lo creo —palmeó mi hombro.
Me pusieron las esposas, como si fuera un criminal de primera clase. Este país siempre esta al
revés, los verdaderos maleantes andan sueltos, mientras que la gente honesta y buena se pudre
dentro de esas cárceles.
De verdad deseo con todo mi corazón salir de esto, y juro que voy a comportarme. Juro que no
volveré a ser impulsivo.
Comenzaron a caminar conmigo y más rápido de lo que pensé llegamos al juzgado. Una puerta de
madera se abrió y me empujaron levemente para que entrara.
Todo el mundo se puso de pie, ya que el juez a cargo de la causa entraba por la otra puerta. Divisé
a mi prima y a ______ sentadas al lado de Harry, mi abogado. Mi fiel abogado. Quizás mi padre se
haya apiadado y lo haya contactado.
Del otro lado, divisé a Pattinson, sentado al lado de su abogado. Sonreí para mis adentros al ver
el estado en el que estaba. La felicidad que recorrió mi cuerpo fue muy gratificante. Eso
significaba que yo no había pasado una noche dentro de esta cárcel en vano.
Sentados detrás estaban Richard y Zachary, los miré a ambos y los dos sonrieron contentos.
Algo me decía que yo ya estaba salvado.
—Comencemos —dijo el juez.
Me sentaron al lado de mi abogado y al instante mi prima me abrazó. No pude devolverle el gesto
pues tenía las esposas en las manos
—El acusado, es el señor Justin Bieber de 19 años de edad, por atentado físico al señor Robert
Pattinson, que es el demandante. Pido a los abogados que se acerquen al estrado…
Nuestros abogados se levantaron y se saludaron con una apretada de manos. Volvieron su vista al
juez, dijeron algo en voz baja y Harry se volvió a sentar. Me quitaron las esposas.
—¿Crees que salga? —le pregunté en voz baja.
—Si creen todo lo que dirá la señorita Brooks, lo más probable es que si —me contestó.
—¿Y que es lo que va a decir? —dije intrigado.
—Ya lo veraz —dijo Harry con una leve sonrisa.
Giré mi cabeza para mirar a _______. Su mirada se cruzó con la mía, pero al instante la apartó.
Ella no solo es mi perdición, sino que ahora también le voy a deber la libertad.
¡Esto es increíble!
—Llamo a declarar al señor Robert Pattinson —habló su abogado.
Pattinson se puso de pie, y un poco rengo se acercó al estrado.
Se sentó y un hombre con un libro se acercó a él.
—Jura decir la verdad, y nada más que la verdad —dijo él hombre.
—Si, juro —dijo Pattinson y apoyó la mano sobre el libro.
—Señor Pattinson, ¿Hace cuanto que conoce al señor Bieber? —le preguntó.
—De nombre hará un año —dijo él y me miró —Así como persona, un mes aproximadamente.
—¿Tenían una buena relación?
—Ni buena ni mala, apenas trataba con él.
—Mal nacido —musité.
—¿Qué pasó ayer por la tarde? —le preguntó su abogado.
—Yo estaba caminando por el jardín de la Universidad, entonces divisé a Justin… me acerque a
él y lo saludé amablemente —dijo aquel infeliz —Entonces, comenzó a insultarme, a decirme
cosas sobre... – se detuvo y miró a _______ – No importa... y luego me golpeó.
—¡Eso no fue así, infeliz! —rugí poniéndome de pie.
—Señor Bieber, le voy a pedir que guarde silencio —me advirtió el juez.
Soltando un gruñido me senté en mi lugar.
—¿Entonces usted asegura que el señor Bieber lo atacó sin motivo alguno? —le dijo el abogado.
—Sin ningún motivo —aseguró el perro desgraciado.

my sweet obsession 36

—¡Estoy cansado de tus problemas! ¡Ya no daré la cara por ti! ¡Fíjate como sales o púdrete
ahí si quieres!
—Está bien, gracias —dije y colgué. El sargento me miró, espero a que le dijera algo —Creo
que vamos a ser muy buenos amigos sargento —le dije y sonreí.

Él negó divertido con la cabeza.


—Llévenselo a una celda individual, está demasiado joven como para meterlo con los grandes.

—Gracias sargento, es usted muy considerado.
—No me subestimes jovencito —me aclaró —Ahora llévenselo.
Me empujaron un poco hasta tirarme dentro de una celda que contenía una cama, y a un costado un baño.
Miré a mi alrededor y maldije por lo bajo. Otra vez caí en este agujero, y esta vez necesitaba de un milagro para poder salir de aquí. Me senté en la cama y trate de calmarme, poniéndome como loco no voy a lograr nada.
Las horas comenzaron a pasar, y se me hacían interminables. Me puse a pensar cuantos años eras lo que podía llegar a pasar en un lugar como este, y juro que llegué a desesperarme.
—Bieber, tienes vistas —me dijeron. Levanté la cabeza y vi como mis dos amigos se acercaban.
—¿Qué hiciste Justin? —preguntó Richard.
—Tenía que hacerlo —le dije.
—Pero ¿Acaso no te pusiste a pensar en las consecuencias? —dijo Zachary. Los miré.
—¡No, maldita sea! —rugí, y me puse de pie —¡Ese maldito infeliz me buscó, y me encontró!
—Ese no es el problema ahora Justin —me dijo Richard —El problema ahora es que tendrás un juicio y una sentencia. Pattinson, puede hundirte.
—Pues que lo haga, no me interesa…
—Ambos sabemos que si te importa Justin —dijo el afro.
—Si, tienes razón —dije soltando un suspiro.
—Nosotros haremos todo lo que podamos, no estas solo en esto. Debo decirte que tu prima esta como loca buscando un buen abogado. La condenada de verdad te quiere —me contó Zac.
—Mi rubia prima, y yo que quería devolverla por donde vino —dije nostálgico
—Y otra que está que trepa las paredes es… _______.
—¿______? —pregunté.
—Si —asintió Zachary —Le dijeron que habías golpeado a Pattinson, que él estaba en el hospital y tú que estabas preso, y lo primero que hizo fue preguntar por ti.
—Mi Anne… —musité.
Era por ella que yo estaba aquí adentro, pero juro que no estaba arrepentido. Y juro que todas las cosas que le dije a Pattinson, fueron cosas que me salieron del alma. Cosas que deseo, cosas que imagino. _______ Brooks está metida en mi cabeza de una forma que no puedo describir.
La noche se me pasó lenta en aquel lugar. No pude dormir pensando en todo lo que podía pasar si no salía de aquí. De verdad tuve que haberme controlado… pero él, él me saco de quicio. Además, ¿Cómo logró saber todo eso? Alguien estuvo hablándole a aquel infeliz de mi vida. Al día siguiente los guardias me dieron de desayunar y me dieron la noticia de que tenía una visita.
Vi como ella entraba con cuidado y con algo de asco miraba a su alrededor.
—¿Amanda? ¿Qué haces aquí? —le pregunté. Ella se acercó más a la celda.
—No sabes lo preocupada que he estado por ti —me dijo ella.
—No hacía falta que vinieras Amanda —dije mientras me ponía de pie.
—A pesar de que quieras darme celos con la odiosa de Brooks, yo estoy aquí… Y hablando de ella, ¿Dónde esta? ¿No era que tenían algo?
—Si, si lo tienen teñida —escuché la voz de Taylor. Ambos nos giramos a verla, no estaba sola. _______ venía a su lado —Vamos Amandita, ellos tienen que hablar de sus cosas… o hacer cosas ¿me entiendes verdad?
—No vas a pedirme que me vaya por ella, ¿verdad? —me preguntó la rubia.
Miré a ______ y luego a Taylor. Volví mi vista a Amanda.
—Va a ser mejor que te vayas Amanda, este no es lugar para ti —le dije lo más amable que pude.
—Eres un mal agradecido —me dijo indignada y comenzó a caminar.
—Si, si lo es —le dijo Tay mientras caminaba detrás de ella.
Fijé mi vista en ______. Ella solo se acercó un poco más.
—Solo vine a decirte que ya tenemos la forma de sacarte de aquí —me habló distante.
—¿Estas segura? ¿O también viniste a la visita higiénica? Ya me toca… [Visita higiénica: Bañar al preso]
—Ni siquiera cuando estas a punto de terminar preso por unos cuantos años dejas de ser idiota, ¿verdad?
—Se que te preocupaste más por mi, que por Pattinson —le dije serio.
—No vine a hacer sociales contigo —sentenció. Al parecer de verdad estaba enojada —Para eso tienes a otras… solo vine para decirte que esta tarde será tu juicio y declararé a tu favor. Lo único que tienes que hacer es guardar silencio y confirmar todo lo que yo digo.
Comenzó a caminar, entonces me acerqué más a los barrotes.
—¿Por qué lo haces? —le pregunté. Se giró a verme.
—Por tu prima —me respondió.
—¿Estás completamente segura de eso? —le dije. Me miró —Por favor, acércate —le pedí. Me miró con duda y se acercó. Con cuidado tomé sus manos. Ella miró la unión de nuestras ellas y luego volvió la vista a mí —Muchas gracias.
—¿Por qué? —me preguntó.
—Por querer ayudarme —respondí —Aunque sea por mi prima.
—Yo se lo mucho que ella te quiere —dijo sin mirarme a los ojos.
Entonces con cuidado solté sus manos para tomar su rostro. Me miró sorprendida.
—¿Que haces? —preguntó nerviosa.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

my sweet obsession 35

—¿Acaso no conoces a las mujeres? —preguntó —Claro, nunca has salido con una… Cuando una
mujer dice NO ME IMPORTA, es porque en realidad LE IMPORTA más de lo que desea.
—Te diré algo sobre los hombres, primita —le dije. Ella me miró fijo —Cuando un hombre hace
una pregunta directa, espera una respuesta directa y simple. Somos criaturas sencillas no esperamos
tener que decodificar cada palabra que emiten.
—Eso es para los hombres como tú, que no se cansan de las chicas fáciles y huecas. Has
encontrado una con la que no puedes, ¿y que haces? Huyes... hasta tus amigos saben de lo que hablo.
Pero ¿sabes que Justin? Tienes razón, eres una perdida de tiempo. _______ a es una chica
inteligente, salió con un idiota, no creo que quiera otro…
Se fue dejándome con la palabra en la boca.
¿Yo una perdida de tiempo? ¿Acaso estaba hablando enserio?
Comencé a caminar, ya quería irme de este maldito lugar.
Pero mis pasos se detuvieron al ver como Pattinson se acercaba a mí.
—Hola imbécil —me dijo.
—¿Acaso hoy es el día de insultemos a Bieber? —pregunté. Lo miré —No estoy de humor
Pattinson, métete en tus putos asuntos, déjame en paz.
—¿Sabes? El otro día me entere de una cosa —dijo sin dejar de caminar a mi alrededor.
—¿A sí? ¿Andas de fisgoncita? —dije burlón.
—¿Te gusta besar a _______? —me preguntó. Sonreí por lo bajo. Por ahí venía la mano.
Entonces iba a joderlo un poco.
—No solo eso, también me encanta escucharla gemir. Es tan energética —le dije. Vi como su
rostro se volvía rojo como un tomate.
—¿Te gusta tanto como hacer todo lo que tu padre te dice? —dijo
—¿De que hablas?
—Estuve averiguando unas cosas sobre ti Bieber…
Lo agarré de la camisa y lo acerqué a mí para mirarlo fijo a los ojos. Maldito bastardo, no iba a
joder conmigo.
—Tu madre era una ramera Bieber, yo no se como hizo tu padre para aguantarla. Mujeres así son una
peste… hay que eliminarlas. Mira que abandonar a su hijo por ir detrás de un hombre es terrible
—el maldito infeliz cayó pesadamente al pasto, ya que le partí la cara de un solo golpe. ¿De
donde demonios había sacado eso? Con un poco de dificultad el maldito perro logró ponerse de pie
—También supe que quería una niña, pero saliste tú. Igual pagó el ballet, ¿no es así
Biebercita?
—Te mostraré de cerca el puño de un hombre real, Pattinson —le dije y lo volví a golpear.
Cayó al pasto y comencé a patearlo en el estomago. ¡Infeliz, mal nacido! —Vamos Robertita,
pelea como hombre —lo levanté y lo acerqué a mí para hablarle cerca. Su nariz estaba destrozada
y su labio partido. Pero yo quería verlo peor, mucho peor —Tú no sabes nada infeliz,
absolutamente nada… Pero ¿sabes que cosas puedes saber? Lo bien que la paso con tu ex por las
noches. Nunca imagine que una criatura tan pequeña podría dar tanto placer como ella lo hace… Me
encanta cuando se ríe de ti y me cuenta lo patético que eres. Y no sabes como amo, que me pida
más y más… Le gusta mucho contra la pared.
Escuché el sonido de un silbato. Giré mi cabeza y vi como dos policías corrían hacia nosotros.
Maldije por lo bajo y solté a Pattinson. Este cayó al suelo y se retorció allí.
—¡Levanta la manos! —me gritó uno de ellos. Puse mis manos en lo alto, y se acercó a mí.
Comenzó a revisarme, mientras que el otro policía atendía a Pattinson.
—Casi lo matas —me dijo el otro hombre.
—Él se lo buscó —respondí.
—Tendrás que venir con nosotros, Bieber —dijo el que me estaba revisando.
—No hay problema —dije. Comenzamos a caminar hacia el auto de policía. Me pusieron unas
esposas, y me metieron adentro. Vi como una rubia chica corría hacia el auto.
—¿A dónde lo llevan? —preguntó nerviosa mi prima.
—El señor acaba de atacar brutalmente al chico que está tirado por allí —le contestó el
oficial. Taylor me miró a mí y luego miró hacia donde estaba Pattinson.
—¿Qué hiciste Justin? —dijo sin poder creerlo.
—Tranquila Tay, ve a casa tranquila —le dije y el auto arranco.
Llegamos a la comisaría. El oficial que me llevaba me quitó las esposas, y me acercó hasta donde
estaba el sargento. Este levantó la cabeza y me miró fijo.
—Bieber, ¿Qué has hecho esta vez? —me preguntó.
—Lo encontramos golpeando a otro muchacho —le contó el oficial.
—Muchacho, muchacho, muchacho… creo que sabías que estabas condicionado, ¿verdad?
—Si sargento, pero le juro que valió la pena – dije y sonreí.
—Tienes derecho a una llamada. Me alcanzó el teléfono y lo tomé. No me iba a quedar otro
remedio que llamarlo a él. A mi padre. Marqué. Sonó una… sonó otra.
—Hola —dijo al atender.
—Jeremy —le dije.
—¿Qué pasó? —me preguntó él, como si ya supiera de ante mano que era algo malo.
—Tuve un pequeño problema. Estoy arrestado —le conté.
—¡Diablos, Justin! —rugió enojado.
—¡Estoy cansado de tus problemas! ¡Ya no daré la cara por ti! ¡Fíjate como sales o púdrete
ahí si quieres!
—Está bien, gracias —dije y colgué. El sargento me miró, espero a que le dijera algo —Creo
que vamos a ser muy buenos amigos sargento —le dije y sonreí.

my sweet obsession 34

—Solo quiero saber una cosa, una sola cosa y te juro que te dejo en paz y dejamos este jueguito
que ya me esta cansando —le dije.
—Yo también ya me estoy cansando de esto —me dijo.
—Bueno, entonces pongamos un punto final.
—De acuerdo —dijo ella.
—¿Vas a responder? —le pregunté.
—Si —dijo revoleando los ojos —¿Qué quieres saber?
—¿Tengo una oportunidad?

Ella me miró fijo por unos cuantos segundos. Pude ver la duda en su mirada. Ella no sabía que decirme, ella no sabía que hacer. La puerta del depósito sonó con tres suaves golpes y se abrió. El hombre que estaba allí nos miró consecutivamente.

—Lo siento… no sabía que estaban ocupados —dijo él.
—No Carl, no pasa nada. Ya me voy —dijo ella y logró salir.
Miré a Carl, y él entendió mi mensaje. Salí rápidamente para buscar a ______. No, ella no se me iba a escapar. Cuando la alcancé la tomé con cuidado del brazo y la giré a mí.
—Contéstame _______ —le dije.
—Oye ¿puedo decirte algo? Creo que tu prima necesita urgente un psicólogo.
—¿Por qué? —le pregunté frunciendo el ceño.
—Ayer estaba hablando sola, me preocupa —dijo ella.
—No estaba hablando sola, estaba hablando conmigo. Y deja de dar vueltas, ahora contéstame lo que te pregunte.
Bajó la mirada y suspiró levemente.
—Creo que fui muy clara contigo —me dijo.
—Entonces ¿eso es un no? —le dije.
—Justin… ¿no crees que seria bueno, ser amigos? ¿no te gustaría que fuera tu amiga? —me preguntó.
—Amiga con derecho a cama —aseguré.
—¡Dios, es imposible tratar contigo! —dijo irritada.
—¿No lo entiendes? —le pregunté exasperado —No puedo ser tu amigo ______, no puedo. Es todo o nada.
—Pero... ¿acaso las pasas mal estando conmigo así… como personas que tiene un vinculo solo afectivo... nada sexual? —preguntó. Movió la manos —Justin, ¡Por dios! ¡A mi me encanta compartir tiempo contigo, eres insoportable a veces, pero eres divertido! No quiero arruinar eso.
Suspiré cansado y la miré fijo.
—Está bien, ¿quieres ser mi amiga? —le dije.
—Si —dijo asintiendo con una leve sonrisa.
—¿Podrás soportarlo? —le pregunté.
—¿No crees que ya te soporté bastante? —dijo divertida.
—Podrías verme salir cada noche con una chica diferente ¿No te importaría?
Ella se encogió de hombros.
—Es tu vida, mientras seas feliz.
—Pero yo no podría soportar verte salir con el imbécil de Pattinson —dije entre dientes.
Esa afirmación salió sin permiso de mi garganta. Sus ojos se abrieron bien. Sonrió levemente, mientras yo me maldecía.
—Robert ya no esta en mi lista de salidas —dijo y posó su mirada en la mía —Por ahora estoy bien sola, y con Tay y Emma.
—Tay es mi prima, pero aun así no me da confianza. Es demasiado open mind —le dije.
—Si vamos a ser amigos, creo que este tema no tendría que... incomodarnos. Es tu vida, y es mi vida... tú sales, yo salgo... tú vives, yo vivo... Ay Bieber, solo quiero estar bien contigo, pero como amigos, ¿si?
—Esta bien, creo que ese ya es un no bastante claro —le dije y la dejé sola.
—Justin —escuché como me llamaba, pero no me giré a verla —Justin, no seas infantil. No todo es blanco y negro… también hay matices.
—Ya, ya tranquila —dije cuando me giré a verla —Ya esta todo claro, seamos amigos. Perfecto. Tú ahí y yo aquí. Cuando necesites algo, me llamas.
Volví a donde estaba Gina y le entregué las carpetas. _______ entró unos segundos más tarde que yo. Quiso hablarme, pero le dije que estaba muy ocupado, que luego hablaríamos. Ella se rindió y volvió a donde estaba sentada antes. La miré fijo, mientras escribía, ¡Y maldita sea la hora en que me fije en ella! Se puso de pie y al instante la vi palidecer notoriamente. Se agarró a la mesa para no caerse. Gina se acercó a ella rápidamente. Le dijo algo que no logré escuchar. ______ negó con la cabeza, pero al instante se desplomó en los brazos de su madre.
—¡______! —gritó Gina. Dejé lo que estaba haciendo y rápidamente me acerqué a ellas. La alcé en brazos —¡Apóyala en el suelo!
Con cuidado la apoyé en el suelo. Pensé que mi corazón iba a salir de mi pecho, mientras la veía blanca y con los ojos cerrados. Un hombre alto se acercó a nosotros.
—Déjenme verla —dijo y se agachó.
_______ comenzó a abrir lentamente sus ojos. Arrugó la frente e intentó sentarse, pero volvió a acostarse por un mareo.
—¿Qué es lo que tiene? —preguntó Gina.
—Señora Brooks, su hija está anémica —dijo el hombre —Tiene las defensas muy bajas. Le falta hierro y un poco de calcio…
—¡Maldita sea _______! ¡Tú y tu estúpida idea de ser vegetariana van a matarme! —la regañó Gina.
—Ya, ya —dijo ella mientras se lograba sentar —No es nada, solo no desayune hoy… nada más.
—Juro que voy a encargarme de que comas, COMIDA NORMAL —le dije. Ella me miró fijo y negó con la cabeza.
—¿Por qué el mundo está contra mi? No lo se —dijo.
Después de recibir un sermón de casi media hora por parte de Gina, _______ decidió irse a casa antes de que su horario terminara. Me ofrecí a llevarla, primero se negó, pero luego de unas cuantas amenazas por parte de su madre terminó aceptando rendida. Detuve la moto frente a su casa y se bajó con cuidado.
—Ya estas aquí —le dije.
Ella me sonrió levemente, aun estaba algo pálida.
—Gracias por traerme... aunque no debiste, seguro que tenías planes o algo por el estilo. Perdona a mi madre —me dijo.
—No tenía ningún plan, cariño —dije y coloqué mi mano sobre su mejilla —¿No quieres que
vayamos al hospital?
Ella rió por lo bajo, bajando su mirada de la mía.
—No Justin, no creo que sea tanto. Prometo que voy a llamar a mi medico de clínica y que iré a
verlo en la semana.
—¿Estás segura? —pregunté. Ella volvió a reír y se acercó a besar mi mejilla. Sentí una
estúpida sensación en medio del pecho.
—Ya puedes irte tranquilo, estoy bien. Y gracias otra vez, amigo —dijo y comenzó a caminar
hacia su edificio. Vi como entraba y solté la respiración que tenía contenida.
—Amigo —murmuré —No se si podré con eso _______.
Arranqué para salir de allí de una buena vez.
Los días siguieron pasando y yo decidí volver a ser como era antes de que ________ apareciera en
mi vida. Ella quería ser amiga de Justin Bieber, entonces iba a ser amiga del verdadero Justin
Bieber. Era miércoles y ya aun no había entrado a ninguna de las clases a las que tenía que haber
entrado. Es más acababa de llegar a la Universidad. Y ya son las 11 de la mañana. Divisé como
_______ se acercaba a mí.
—¿Qué te sucede? —me preguntó y miró su reloj —¿Acaso no has visto que hora es?
—No —le dije sin mucho interés. Comencé a caminar y ella caminó a mi lado.
—¡Justin, estas por repetir el semestre!
Una linda chica pasó por nuestro lado. Le sonreí, ya que ella me estaba mirando.
—Adiós preciosa —le dije y le guiñé un ojo.
—Me parece que hoy estás idiota —dijo _____ y comenzó a caminar más rápido para alejarse de
mí.
Entonces me apuré y la alcancé. La tomé del brazo haciendo que detuviera su paso. Me miró fijo a
los ojos.
—Este soy yo. Seré un idiota, un mujeriego, lo que tú quieras. Pero este soy yo antes de ti
¡Maldita sea ______! —le dije y la acerqué un poco más a mi – Si no te gusta, y no me quieres
hablar más, me parece perfecto. Para estás alturas, me haces más mal que bien…
La solté y comencé a caminar.
—¡Bien, perfecto! ¡Vete al demonio! —me dijo y sentí como algo caía sobre mi espalda.
Me giré a verla y sonreí abiertamente.
—Estoy alejándome de él —le dije.
—Imbécil —dijo con enojo.
—Adiós cariño, adiós —me despedí sin dejar de sonreírle.
Con un gran alivio salí al jardín principal de la Universidad. Divisé a la chica que había visto
en el pasillo y me acerqué a ella. Era hora volver a mis andanzas.
—¿Qué tal preciosa? —le pregunté.
—Hola Just —dijo ella con una sonrisa —¿Cómo estás?
—Muy bien, ¿y tú?
—Muy bien —dijo y me miró de arriba a bajo.
¡Dios, amo cuando me desean de esa forma!
Pero cuando posé mi mirada en ella, toda mi alegría se fue a la basura. Ella sonrió de esa manera
que me hacía enloquecer. ______…
—¿Qué pasa Bieber? ¿No puedes dejarme? —me preguntó y rió divertida.
Estás loco por mí, y no quieres aceptarlo… Te mueres por besarme. Serías capaz de matar por un
beso mío. Lo se.
Sacudí mi cabeza y otra vez la chica normal apareció ante mí. Ya, ya tranquilo. Respira hondo, es
solo producto de tu imaginación.
—¿Qué decías preciosa? —le pregunté.
Ella volvió a hablar y otra vez _______ apareció frente a mí.
—Lastima que no quieres ser mi amigo… yo quería ser tu amiga. Y que juguemos como juegan todos
los amigos, ¿ya sabes de que hablo, verdad? —dijo sin dejar de sonreír. Bieber, tienes que ser
firme en esta decisión. Es la única decisión en la que necesitas tener un poco más de
autocontrol —Vamos Bieber, no vas a dejarme a la intemperie de todos esos hombres malos que
quieren hacerme daño ¿o si? Tipos como Hook, como Robert…
La miré fijo, y su cara de perrito mojado me estaba matando.
—¡Por dios! —grité.
—¿Qué sucede Justincito? —me preguntó la chica.
—No pasa nada linda, eres preciosa. El problema soy yo, ando defectuoso últimamente.
—Tú no eres defectuoso Just —dijo y rápidamente se acercó a mí para besarme.
La miré bien, y la que me besaba con tanto ímpetu era ______.
¿Por qué? ¿Por qué dios mío? ¿Por qué?
Mis ojos se cerraron y mis brazos la acercaron más a mí. Si por ella voy a ir al infierno,
entonces creo que valdrá la pena.
Pero de repente, no sentí más los labios de ______. Abrí mis ojos para mirar y al frente mío
estaba Taylor. La miré extrañado. Mi prima se dio vuelta.
—¡Vete estúpida! ¡Vete! —le dijo a la chica.
—¡Just! ¿Cómo vas a dejar que me hable así? —me preguntó ella.
—Lo siento, dulce. Va ser mejor que te vayas —le dije.
La chica soltó un indignado suspiró y se alejó a paso rápido. Volví mi vista a Taylor. Al
instante recibí una bofetada de su parte. La miré y me sobé.
—¿Y eso porque fue? —– le pregunté.
—¡Por idiota que eres! ¡Si vas a montar esos espectáculos hazlos en un hotel! —me regañó
con tono firme y enojado – Porque no solo te pudimos haber visto ______ y yo…
Levanté la mirada y busqué a ______. No estaba…
—¿______ estaba aquí? —le pregunté.
—Si —dijo ella asintiendo —Estaba mirando muy atenta. Pero eso no importa, pudo haber sido
cualquier otro, como el director por ejemplo.
—Pero NO fue el director y a ______ NO le importa. Ella misma me lo dijo…
—¡Oh, dios! Eres más idiota de lo que pensé ¿sabes?
—No Taylor, no soy idiota… Yo le puse las cartas sobre la mesa a _______, y ella eligió. Yo
también estoy eligiendo.
—¿Acaso no conoces a las mujeres? —preguntó —Claro, nunca has salido con una… Cuando una
mujer dice NO ME IMPORTA, es porque en realidad LE IMPORTA más de lo que desea.